El Yasuní-ITT, una prueba para A. País
Redacción Política
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El posible fracaso de la Iniciativa Yasuní-ITT se ha convertido en uno de los problemas más fuertes que afronta Alianza País, en sus tres años de ejercicio del poder.
Aunque en estos 36 meses se han registrado varias discrepancias en apartes como la reorganización del Estado, la política minera, las reformas penales..., el oficialismo no ha logrado procesar, casa adentro, las discrepancias ocasionadas por este proyecto. A través de la Iniciativa, el Estado busca obtener al menos 3 500 millones de dólares en cooperación financiera internacional, a cambio de dejar bajo tierra el petróleo de esta reserva ecológica.
¿Por qué es un tema espinoso para el oficialismo? Según Farith Simon, catedrático de la Universidad San Francisco de Quito, el Yasuní-ITT es un proyecto emblema que recoge
varios de los principios del Plan de Gobierno que sustentaron la campaña electoral de Alianza País. Es decir: el respeto a los derechos de la naturaleza, la soberanía, el cambio de matriz energética, la no dependencia de la economía exclusivamente de la explotación de hidrocarburos...
Por esta razón, tanto el presidente Rafael Correa como las organizaciones ambientalistas y de izquierda, que ahora lucen confrontadas al Régimen, reclaman para sí la autoría y la legitimidad de este proyecto.
Si bien la crisis detonó la semana pasada con la renuncia del canciller Fander Falconí, en señal de rechazo a las críticas efectuadas por el Presidente al esquema de negociación, este capítulo siempre fue manejado desde dos tendencias en el oficialismo.
Pablo Dávalos, profesor de la Universidad Católica y ex colaborador de Rafael Correa cuando era ministro de Economía, dice que la una es más ideológica y conservacionista, representada por Falconí y Alberto Acosta, la otra tendencia es la pragmática y extractivista, representada por el presidente Correa y varios de sus colaboradores más cercanos.
La incompatiblidad entre ambas visiones se hizo evidente desde 2008, cuando se redactaba la nueva Constitución. Los asambleístas de entonces, entre ellos Mónica Chuji, Alberto Acosta, discreparon con Rolando Panchana, Irina Cabezas, entre otros en temas como los derechos de la naturaleza y el acceso al agua.
Finalmente, quien zanjó esa diferencia fue el presidente Correa, quien se inclinó por la tesis de Panchana. Ello motivó la salida del bloque de Mónica Chuji y después la de Alberto Acosta.
La ex secretaria de los Pueblos, Manuela Gallegos, reconoce esta división. “Hay personas que están por otros intereses”, comentó en una entrevista a Teleamazonas.
Aunque prefirió no dar nombres, Dávalos dice que se trata de los hermanos Vinicio y Fernando Alvarado, Nathalie Cely, el asesor jurídico Alexis Mera... Este último, por ejemplo, puso ocho cuestionamientos al borrador del fideicomiso que Ecuador se proponía firmar para la administración del dinero de la Iniciativa.
Para Simon, la separación de las dos posiciones era inevitable, al llegar el momento de tomar posiciones. “Las declaraciones de Correa, en las que recurre a conceptos como traición y deslealtad... le permiten ante el colectivo asumir el control del proyecto”.
El concejal quiteño Norman Wray dice que Alianza País no cuenta, por el momento, con mecanismos internos que permitan superar estas divergencias que, públicamente, se proyectan como una fractura irreparable.