Voleibol sentado, fuerza y esperanza para las víctimas de minas en Colombia

Un equipo de las víctimas de terrenos minados en Colombia se prepara en un entrenamiento. Foto: Raúl Arboleda/ AFP.

Un equipo de las víctimas de terrenos minados en Colombia se prepara en un entrenamiento. Foto: Raúl Arboleda/ AFP.

Un equipo de las víctimas de terrenos minados en Colombia se prepara en un entrenamiento. Foto: Raúl Arboleda/ AFP.

Fabio Caviedes nunca había jugado voleibol antes de perder su pierna izquierda en un campo minado en el sur de Colombia, pero ese deporte, devenido en su motor ante la adversidad, lo coronó el domingo campeón del torneo nacional que le permite soñar con Rio-2016.

Caviedes, un exmilitar de 32 años, es uno de los 100 deportistas paralímpicos del país que participaron en la tercera edición del Campeonato Nacional de Voleibol Sentado, que otorga cupos para la selección que representará a Colombia en los Juegos Parapanamericanos de Toronto en julio y en los Juegos Paralímpicos Rio-2016.

“Después de lo que me pasó, este deporte me da mucha motivación para seguir adelante”, dice Caviedes a la AFP desde Bello, una localidad en las afueras de Medellín (noroeste), sede del certamen.

Como este exsoldado del Ejército, víctima en 2009 de una mina antipersonal en una escuela abandonada en el departamento de Nariño, muchos afectados por el conflicto armado de más de cinco décadas en Colombia han encontrado en esta disciplina una oportunidad para renacer.

Caviedes asegura no guardar rencor por lo ocurrido. “Sabemos a qué estamos expuestos”, dice este exsoldado pionero en Colombia de esta variante del voleibol incluida en los juegos paralímpicos desde 1980.

Por su tenacidad y ejemplo de vida, estos deportistas, la gran mayoría exuniformados con extremidades amputadas, se ganaron el domingo el corazón de los cerca de 2 500 asistentes al coliseo de Bello.

Familias enteras alentaban a sus héroes, en especial a los locales de la Selección Antioquia, de camiseta verde.

Tras el campeonato en Bello, Caviedes, actual central y atacante del equipo Fuerzas Armadas “A”, aspira a integrar el seleccionado colombiano. “Soy el más alto del grupo a nivel nacional, así que tengo confianza en Dios en que seré convocado”, afirma.

El evento permitirá conformar la selección masculina de Colombia en voleibol sentado, que cuenta con el apoyo de la Federación Colombiana de Voleibol y del Ministerio de Defensa, impulsores de esta práctica en el país.

Espíritu de inclusión

Con reglas y técnica similares a las del voleibol convencional, el voleibol sentado surgió en 1956 en Holanda al tomar elementos del sitzbal, un deporte alemán para personas con movilidad limitada.

Cada juego, que se disputa con una malla de 1,15 metros de alto en competencias masculinas y 1,05 metros en femeninas, incluye cinco sets, ganando el equipo que anota 25 puntos en el set.

En Colombia, los campeonatos nacionales comenzaron en 2008 y desde entonces se organizaron varios equipos de expolicías y exmilitares, para quienes esta práctica es un aspecto fundamental de su recuperación.

“Bello quiso hacer un torneo que apoye a estos deportistas y a las víctimas del conflicto con un espíritu de inclusión”, dijo Helder Acevedo, de la secretaría de Deportes de ese municipio antioqueño y organizador del torneo.

Según Acevedo, “este deporte ayuda a superar la huella emocional que deja ser víctima de estos artefactos explosivos”.

Más de 12 900 personas han sido afectadas por minas antipersonales, artefactos explosivos improvisados y municiones sin explotar o restos explosivos de guerra en Colombia, según cifras de la estatal Unidad de Víctimas, creada en 2011 para atender a los damnificados por la conflagración interna, la más antigua del continente.

En el marco del proceso de paz que el gobierno de Juan Manuel Santos avanza desde noviembre de 2012 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) , principal guerrilla del país, las partes acordaron el 8 de mayo una “ hoja de ruta ” para cumplir un acuerdo de desminado anunciado en marzo, primera medida conjunta para “desescalar” la confrontación.

Colombia, que vive un conflicto armado en el que han participado guerrillas, paramilitares y agentes del Estado, es el país con mayor cantidad de víctimas de minas antipersonales después de Afganistán. El 10% de ellas son niños.

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