El sistema de alerta temprana se instala en los alrededores del volcán

Cotopaxi sistema alerta

Cotopaxi sistema alerta

Una cámara con bocinas y repetidora se instaló en San Buenaventura, el viernes 18. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

El viento corre con violencia en las faldas del volcán Cotopaxi. A veces con tanta fuerza que es imposible escuchar, desde las viviendas de bloque y teja de la comunidad San Ramón, la campana de la iglesia del parque central.

Su repicar es la única señal que tienen sus pobladores, por el momento, para saber cuándo deberán evacuar en caso de una posible erupción volcánica. Ahí viven unas 150 familias que se dedican a la agricultura y la ganadería.

La campana, antes de la reactivación del Cotopaxi, se usaba para llamar a misa. También -aunque con un repique diferente- para dar cuenta de un fallecido en la comunidad o agrupar a la población para tratar algún problema.

El viernes 18 de septiembre, la campana sonó luego del recorrido que realizó el ministro coordinador de Seguridad, César Navas en la zona rural de Latacunga.

Marcelo Tapia, dirigente de San Ramón, participó en el recorrido oficial. Convocó a sus vecinos para informar sobre los resultados de la visita ministerial. Les explicó que se ofreció instalar un sistema de alerta temprana para que la campana no sea la única señal en caso de erupción.

Ese había sido uno de sus principales pedidos de la gente a las autoridades desde el 14 de agosto pasado, cuando el volcán comenzó a arrojar columnas de gas y ceniza.

Ayer, técnicos del Municipio de Latacunga y del Ministerio Coordinador de Seguridad, recorrieron nuevamente las comunidades identificando los sitios claves para instalar los altoparlantes y repetidoras. Funcionan con luz eléctrica, pero en caso de que el servicio se suspenda, también se dará radios a los comuneros.

Tapia tendrá uno de los equipos que estará enlazado al sistema de emergencias ECU911. “La idea es tener el mayor número de opciones de comunicación. Si falla un mecanismo otro lo reemplazará”.

Él, además de tener las llaves de acceso a la campana, cuenta con un teléfono móvil con los números de emergencia y principales autoridades.

El sistema de alerta en la zona rural se complementa con el de monitoreo que se instala en la zona urbana de Latacunga. Se adaptaron en los postes siete cámaras de video de alta resolución (ver infografía).

Una permite ver al volcán las 24 horas del día. Todo se controla desde un centro de mando que se adaptó en el sector de San Sebastián.

El Municipio invirtió, solo en el sistema de monitoreo, USD 180 000. Si se cambia la alerta actual (amarilla) a naranja, se informará por los diferentes canales a las comunidades. Todo será coordinado con los voceros oficiales y los técnicos que monitorean el volcán.

En Mulaló, la población más cercana al volcán, ya se contaba con un sistema de alarmas comunitarias. Se instalaron cuatro en diferentes casas, pero no por el Cotopaxi. Fue una iniciativa que surgió en 2012, con el apoyo de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales, para mejorar la seguridad en la zona.

Una está en la casa de Néstor Villamarín, en lo alto de la pared que da su tienda de abastos. Se escucha solo a unos 200 metros de distancia. Por eso, ante una emergencia grande, dice que se necesita de alarmas con mayor amplitud.

Las que instalará la Secretaría de Riesgos y el Ministerio de Seguridad tienen un alcance de más de 4 kilómetros, según el ministro Navas. “Los equipos son de última tecnología. Fueron diseñados para este tipo de eventos. Con una programación especial e integrados a los equipos de emergencia”.

Pero como reconoce Villamarín, los equipos resultan inservibles si no hay una capacitación previa a los pobladores para saber qué hacer cuando suene la alarma.

Desde que se inició la actividad volcánica se han desarrollado reuniones con la población, simulacros y también se ha entregado información y productos impresos con las rutas de evacuación e identificación de los sitios seguros, según Rosaura Llano, vicepresidenta de la comunidad San Agustín de Callo.

En ese lugar, en la casa de reuniones de los directivos, se instaló hace más de un año altoparlantes para convocar a la comunidad y hace seis meses, 32 alarmas comunitarias para alertar a las 400 familias que viven en los alrededores.

Servían principalmente para combatir el robo de ganado y en las casas, que entonces eran su principal preocupación.

Ahora son usadas también para los simulacros y la organización de la población, en caso de que la actividad del Cotopaxi aumente. Las autoridades ya entregaron a los dirigentes un radio (motorola) para mantener una comunicación permanente y directa.

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