Redacción Construir
Ecología y casa son la misma cosa. La palabra ecología proviene del griego oikos, que quiere decir casa.
La ecología concibe a la casa como un microsistema en interacción con el ecosistema más amplio llamado Gaia (la Tierra).
No obstante, explica el Arq. Fernando Hinojosa, se calcula que en los países de América Latina, incluido el Ecuador, el 80% de viviendas son poco sanas.
Construir biológicamente no es nuevo: ha sido una de las características de la arquitectura, afirma Hinojosa.
Los constructores antiguos sabían dónde y cómo levantar casas que ofrezcan a sus habitantes, con la técnica de la época y sin afectar al medioambiente, el ‘confort’ óptimo.
Las nuevas tecnologías han roto ese equilibrio. Muchos materiales, si bien son muy útiles, también son nocivos para las personas y el entorno. La arquitectura ecológica busca atenuar esos efectos, dice el arquitecto Renato Arcos. ¿Cómo? No hay una receta unívoca. Sin embargo, hay dos ejes determinantes: los materiales alternativos y los sistemas bioclimáticos.
Entre los primeros se pueden anotar, por ejemplo, polietileno y polipropileno en vez del PVC; impermeabilizantes mineralizados al silicato en vez de los químicos y asfálticos; aislantes naturales de corcho, lana, viruta y fibras vegetales tratados con tetraborato sódico por los polímeros de poro cerrado; cales hidráulicas en vez de los cementos con escorias y portlands, y canalones de cobre y zinc en sustitución de los de PVC.
¿Algunos sistemas bioclimáticos? Energía solar pasiva, control de humedad mediante elementos vegetales, desviación de vientos fuertes y contaminación acústica mediante barreras vegetales; depuración y reutilización de aguas residuales de origen doméstico; selección selectiva de residuos orgánicos…
Cinco recomendaciones para tener una casa más sana
Correcto emplazamiento. Las zonas de gran contaminación atmosférica y por ruido se deben evitar, así como las líneas de alta tensión. Construir sobre un subsuelo que tenga líneas magnéticas o fallas geológicas tampoco es conveniente porque causan, a corto o largo plazos, trastornos de salud por exceso de radiación acumulada.
Muchas plantas. Una vegetación abundante, tanto exterior como interior, disminuye los efectos de la contaminación y ayuda al confort térmico, climático y a la correcta humedad relativa ambiental. La NASA comprobó el efecto descontaminante de las plantas: eliminan en pocas horas el 80% de sustancias tan tóxicas como el benceno y el tricloroetileno.
Un diseño bioclimático. La adecuada orientación solar regula los cambios climáticos y de temperatura de la casa, manteniendo un perfecto confort térmico y ambiental sin gastos energéticos adicionales. Es necesario el estudio de los soleamientos y del flujo de vientos para orientar bien la vivienda.
Pinturas no tóxicas. Los pigmentos que se utilicen no deben ser tóxicos o con efectos alérgicos. ¿Los más sanos? Las pinturas al silicato, por ser totalmente minerales, resistentes al fuego y a la contaminación; son lavables, muy durables, no tóxicas y dejan respirar a las paredes.
La contaminación eléctrica interior. Es mejor no tener aparatos electrodomésticos cerca de los lugares de reposo. En casas antiguas o con una mala instalación eléctrica, se debe separar la cabecera de la cama unos 50 ó 60 cm de la pared para evitar los campos eléctricos.
Para el mobiliario y la decoración interior es mejor usar las fibras naturales. Estas se tratan con aceites y barnices ecológicos y se pulen con cera y esencias aromáticas. Las maderas aglomeradas con formaldehído y colas tóxicas, así como los tratamientos de protección que contienen lindane o pentaclorofenos son altamente tóxicos.
Las casas ‘verdes’ siguen pautas bioclimáticas y pueden lograr entre un 50% y un 80% de ahorro energético respecto de los convencionales. Muchas utilizan tecnología de punta. La ilustración muestra lo que lograron los chinos el año pasado..