Devotas donan por fe su cabello para las pelucas de la Virgen

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La lojana Alba Uchuari, de 42 años, confecciona las pelucas, desde hace tres años. Foto: Lilia Arias /EL COMERCIO.

El cabello de cinco personas, en buenas condiciones y del mismo color, se necesita para elaborar una peluca de la Virgen de El Cisne. Su confección toma 10 días.

El pelo donado no debe tener menos de 60 centímetros para ser tejido. Armando Jiménez, rector del Santuario de El Cisne, no sabe con certeza desde cuándo los devotos donan su cabello, pero solo en los seis primeros meses de este año recibió 40 mechones. Hubo casos de cabellos maltratados y por ello solo se elaboraron dos pelucas.

Son donados por la fe que los devotos le tienen a ‘La Churona’, como también la llaman. Esta suerte de obsequios se presenta en cajas o en bolsas de regalo.

La lojana Mariana Salinas consagró a su hija Sofía Carrión a la Virgen María, cuando nació en 1980, porque tenía problemas de salud. Siete años después cortó su larga cabellera para donarla. Con alegría, ella narra que ese pelo sirvió para unas pelucas, que fueron confeccionadas en la capital de la República.

Para Jiménez, este tipo de obsequios refleja el amor y el agradecimiento que le tienen a la Virgen de El Cisne, por los favores recibidos.

Alba Uchuari, de 42 años, quien se encarga de la confección desde el 2011, aprendió este oficio a través de Internet. Actualmente, confecciona una que la imagen lucirá este 8 de septiembre, que es el día principal de fiesta en la capital lojana.

Esta cabellera tiene un color castaño y la materia prima fue escogida de entre los 40 mechones donados este año. En su taller, donde también elabora trajes para la Virgen y ropa sacra, extendió un nailon de 15 metros para tejer las hebras de pelo.

El trabajo es meticuloso y “sobre todo sagrado”, dice Uchuari, quien lo hace con delicadeza. Utiliza un croché para unir cada hebra al hilo invisible; previamente, el cabello es limpiado, hidratado y peinado.

Según el proceso de selección, color y tamaño, solo el 50% de la donación es utilizada. El resto se entrega a Solca para que puedan confeccionar pelucas para quienes padecen de cáncer.

Luego de tener armada la cabellera se elaboran los rizos. Uchuari no cobra por este trabajo, porque es su regalo para la virgen de El Cisne por los favores recibidos. Según ella, fue curada milagrosamente de un cáncer. Tuvo tres intervenciones quirúrgicas y la enfermedad desapareció.

La primera cabellera que confeccionó la colocó directamente en la cabeza de la imagen. “Fue el día más feliz de mi vida, porque fue una energía que recorrió mi cuerpo enfermo. Desde ese momento supe que estaba sanada”, cuenta entre lágrimas.

Cada año, los fieles entregan de tres a cinco pelucas confeccionadas. Pero no todas pueden ser utilizadas porque no están hechas a la medida (40 cm de largo).

Grimaneza Cuenca, estilista lojana, de 66 años, también ha elaborado estas pelucas. En total ha hecho 10 con cabello donado por los devotos de Azuay, Loja, Zamora Chinchipe y El Oro.

Cuenca es otra devota que no cobró por ese trabajo. También las confeccionó en agradecimiento por los milagros que recibió su familia. Ahora ya no las hace, por el deterioro de su visión.

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