Militares entregan víveres a damnificados de Jama, estas son para alimentar a cinco personas durante tres días. Foto: Eduardo Teran Urresta / EL COMERCIO
Ha pasado casi un mes y en Jama siguen faltando carpas y seguridad. Rober Castro, vicealcalde del cantón, lo confirma, pese a que agradece la ayuda que ha llegado desde la ciudadanía, el Gobierno y el extranjero.
El 70% de las edificaciones se destruyeron con el terremoto del pasado 16 de abril. A simple vista se puede evidenciar los daños, escuelas destruidas, casas quebradas y escombros en todas las manzanas y alrededores. Incluso las casas más simples y pequeñas han sufrido daños irreparables. Son pocas las que puede rescatarse o están en pie. De la iglesia central solo queda la mitad de la pared principal, pese a lo cual las bancas siguen ahí y los creyentes reciben la eucaristía a cielo abierto, y los espacios vacíos donde antes había casas corroboran la fuerza del sismo de 7.8. Precisamente hoy, 14 de mayo de 2016, el Ministerio de Vivienda terminará de marcar las construcciones según su estado: las inhabilitadas, las que requieren reparación y las seguras.
Las lluvias destruyen las carpas improvisadas de los damnificados de Jama. Foto: Eduardo Teran Urresta / EL COMERCIO
La familia Ramírez se queja de que han sido víctimas de la delincuencia y denuncia que el contingente policial fue desplazado desde un inicio a Pedernales. Exigen que la atención también se centre en Jama, que no los dejen solos. El mismo Castro lo acepta y dice que se requiere un mayor número de uniformados. Antes tenían 72 y ahora quedan alrededor de 40.
Esto pese a que en Jama se encuentran instalados cientos de militares, con campamentos fijos y buses y helicópteros que entran y salen. Pero su competencia no es la seguridad interna, ellos están a cargo de la logística.
La ciudad ha sido dividida por sectores y brigadas de militares los recorren cada tres días entregando las raciones de víveres. Cada grupo entrega alrededor de 350 kits, que contienen provisiones para cinco personas para tres días. Verifican la identidad de los beneficiarios, registrados en el Ministerio de Inclusión Económica (MIES).
El Vicealcalde calcula que hacen falta unas 300 carpas para ayudar a las personas que se quedaron sin un techo. Y señala que los asentamientos ilegales se pueden convertir en un problema a futuro.
Por eso el Municipio consiguió varios terrenos privados para convertirlos en una gran zona de albergue, organizada y formal, por el tiempo que sea necesario. La maquinaria pesada estaba nivelando el terreno para iniciar la próxima semana con el traslado de los damnificados. Según Castro las familias que serán reubicadas ahí lo aceptan y están dispuestas a moverse.
Mientras tanto, la mayoría de familias damnificadas viven en carpas armadas con lona publicitaria. El problema es que estas estructuras temporales ceden bajo el peso del agua. Por ejemplo, la fuerte lluvia de anoche dobló y rompió varias, y no sólo esas, sino también los refugios improvisados que armaron varios moradores.
Por eso los damnificados piden que las carpas extra lleguen de forma urgente. Ya que en los cuatro albergues que hay al momento no alcanzan todos.
Pese a todo la gente de la localidad se organizó para hacer mingas de limpieza en los barrios e intentar mejorar así su situación.