Vía a Taisha confronta a Prefectura y Gobierno

Taisha

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El Ministerio del Ambiente organizó un sobrevuelo para mostrar el estado de la carretera hacia el cantón Taisha. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Un poco más de un día le tomó a un grupo de indígenas de Taisha llegar a Macas (Morona Santiago) caminando, cuando participaron en el paro nacional que se inició el 13 de agosto.

Ellos hicieron el largo viaje para exigir una vía que les reduzca el tiempo de viaje. Salieron a las 04:00 en una volqueta hasta la zona conocida como el desbanque. En ese lugar empieza el primer tramo hacia Macuma. Y desde ese punto hacia Macas hay otras 12 horas de viaje.

Aunque Taisha es el segundo cantón más poblado de Morona Santiago, con 18 437 habitantes, aún no cuenta con una vía.

Martín Wampusic, un indígena shuar, dice que la espera lleva más de 60 años. “Es una necesidad soñada que los gobiernos de turno no nos han atendido. Es un derecho que todos los ciudadanos merecemos”.

Flor Peralta, habitante mestiza de Taisha, está acostumbrada a caminar para llegar a la capital de Morona Santiago cuando tiene que comprar ciertos productos que necesita. Para ella, la vía es una necesidad para su cantón y para quienes viven hacia el oriente de la cordillera Kutukú.

El reclamo de agosto pasado se debe a que el 3 de junio, el Ministerio del Ambiente revocó la licencia ambiental a la Prefectura de Morona Santiago y le impuso una sanción que asciende a USD 70 800. La vía de 87,3 kilómetros de longitud -de los cuales solo faltan cinco para terminar- conectará Macas y Taisha en un viaje de tres horas. La licencia ambiental revocada fue emitida en julio del 2001, para que se construyera la vía Ebenezer-río Macuma-Taisha, en su tramo entre el poblado de Macuma y el cantón Taisha.

Si se presentan más retrasos o trabas en la culminación de la vía, los pobladores de la zona volverán a protestar.

Ambiente señala que hay 24 kilómetros especialmente sensibles que atraviesan el bosque protector Kutukú Shaimi, considerado el más grande del país. También acusa a la Prefectura de causar un grave impacto ambiental. Según Fabricio Narváez, asesor de la Secretaría de Calidad Ambiental, además de las 183 hectáreas que abarca la vía, se han perdido otras 512, por el efecto de borde y la ampliación de la frontera agrícola.

El prefecto Marcelino Chumpi afirma que 17,1 km de la vía que pasan por el bosque protector Kutukú-Shaimi fueron construidos por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, en la cordillera. En cambio, el gobierno local se habría encargado de 9,2 km en una zona llana, de pastizales.

La ministra de Ambiente, Lorena Tapia, mostró en un sobrevuelo por la vía varios claros de bosque en donde se ven casas, parcelas y bosque talado. Su cartera de Estado señala que hay 28 inconformidades mayores y más de 60 inconsistencias en el Plan de Manejo y Estudio de Impacto Ambiental.

Chumpi rechaza la acusación. Considera que la responsabilidad es compartida entre Obras Públicas y la Prefectura. Asimismo, explica que los estudios del laboratorio Corplab, que su administración contrató, comprueban que no existe un daño ambiental mayor al permitido. Por eso, dijo, la seguirá construyendo.

Aunque Tapia lo niega, Chumpi ve la revocatoria de la licencia como una decisión política más que técnica, pues solo faltaban 5 km para culminarla. “El Gobierno busca explotar petróleo y cobre de la provincia, a la cual se ha declarado libre de extracción”.

El padre Juan Botasso, conocedor de la zona por las misiones salesianas que están allí desde hace unos 55 años, considera que la pugna no es por la vía sino por el petróleo. Los pobladores requieren la vía y se resisten a la extracción de recursos, pero el Estado apuntaría a explotarlos. “Es obvio que se debe terminar esa carretera. Es la carta para negociar”.

El abrir la vía se ha vuelto necesario, desde que se cambió la lógica de los shuar y achuar, según Botasso. Ellos solían vivir en casas autosustentables, pero ahora se ven forzados a estar en una economía de mercado. Taisha pasó de tener casas aisladas en la selva a un poblado que acoje a colonos y militares.

Hasta allá se llega en un vuelo de 25 minutos que cuesta entre USD 15 y 35. Para ingresar por la vía fluvial se paga USD 24. El viaje toma hasta un día y medio, dependiendo del nivel del río. Además, se paga por la carga que se lleve: víveres, ropa, electrodomésticos, muebles y hasta camionetas.

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