En la Panamericana Norte se está trabajando en la ampliación a cuatro carriles, a la altura del puente de Guayllabamba. Foto: Galo Paguay/ El Comercio
El temblor consiguió lo que decenas de años de peticiones no pudieron. El sismo de 5,1 grados que sacudió a Quito, el 12 de agosto del 2014 y sus secuelas -con epicentro en Calderón-, desempolvaron el descuido en el que estaban algunas vías del acceso norte de la capital.
A más de cuatro fallecidos, dos heridos, 64 viviendas afectadas y de la declaratoria de emergencia en las parroquias de la zona, la movilidad mostró su fragilidad tras el cierre de un tramo de la Panamericana Norte, entre la parroquia de Guayllabamba y Quito.
Fueron casi cuatro meses de demoras y esperas para los conductores que debían movilizarse desde el norte del país hacia la capital. Un tramo que demoraba 20 minutos en cruzarse llegó a ocupar hasta dos horas, por desvíos y la falta de vías alternas. Hoy la historia es distinta: cuatro de las vías importantes que conectan el Distrito Metropolitano con el norte se repotencializaron.
Un año después del evento, al recorrer la Panamericana Norte, la Culebrillas, la vía Guayllabamba–El Quiche y la E35 se puede constatar el mejoramiento en las vías. El objetivo de las obras ejecutadas es que las vías no se caoticen en caso de un evento similar.
En la Pana Norte, por donde circulan 20 000 vehículos al día, los temblores originaron daños en los taludes y ocasionaron deslizamientos entre los kilómetros 7 y 11. La solución: estabilizar y construir otra variante de ascenso en la ruta Calderón-Guayllabamba.
Es una zona polvorienta. Desde el peaje de Oyacoto hasta el intercambiador de Collas hay tres carriles por sentido, bien señalizados, pero luego la vía se reduce a uno. Ese tramo angosto que llega casi hasta el puente de Guayllabamba es el más propenso a derrumbes, por lo tanto, el más complejo.
Luego de la emergencia del 2014, se empezó a trabajar en la ampliación de la vía a cuatro carriles, pero no por donde se extiende la actual, sino por la parte posterior de la montaña. Los nuevos carriles, de 4,2 km de longitud, están pavimentados casi en su totalidad.
Trabajadores de la obra informaron que es probable que la habiliten a finales de este año.
El viernes pasado (7 de agosto), a las 14:30, el tránsito en el tramo antiguo de un carril por sentido obligaba a circular a no más de 15 km/h. Tanto en el ingreso a Collas como antes el puente del Río Guayllabamba, volquetas, obreros y tractores trabajan en la finalización de la nueva ruta que tendrá 27 metros de ancho. Además, en la zona hay hasta ocho terrazas por montaña para estabilizar los taludes. La reforma tiene un avance aproximado de un 67%.
La obra además contempla pasos elevados, intercambiadores y soluciones a nivel.
Otra vía repotencializada es la Guayllabamba-El Quinche. Sus nueve kilómetros fueron señalizados y recibieron mantenimiento por parte del Consejo Provincial para que las personas pudieran tomar la E35 y dirigirse hasta la capital. Al momento, la vía tiene un flujo de 3 000 vehículos al día; pero en los meses del cierre de la Pana Norte, esa cifra se triplicó.
Además, se ha trabajado en el mejoramiento de la E35, que sirvió de alternativa para unir Quito con el norte, mientras duró el cierre. En la vía, que recibe a cerca de 15 000 vehículos por día, se realizaron trabajos de ampliación, reforzamiento de taludes y señalización. Se intervino en el paso lateral de Palugo (a la altura de Santa Rosa de Cusubamba), Pifo y en el intercambiador de La Isla.
Luego del temblor, las parroquias de Minas, Puéllaro, Perucho, Chavezpamba y Atahualpa también fueron afectadas. Guido Alvarado, presidente de la Junta Parroquial de Perucho, indicó que al ser zonas agrícolas el cierre de la Pana Norte afectó su actividad económica, por lo que la primera vía en ser intervenida luego de los sismos fue la Culebrillas. A finales de octubre del 2014 se habilitaron los 21,5 km que unen Rumicucho con la zona Peruchana. La vía se repavimentó y se señalizó. Pasó de recibir no más de 300 autos por día, a movilizar casi 3 000 durante la emergencia.
El Ministerio de Obras Públicas invirtió al menos USD 2 millones en las obras. El Consejo Provincial es quien da mantenimiento a la vía, y aportó con USD 280 000 para obras complementarias de drenaje, según explicó Alonso Basantes, del Consejo Provincial. Hoy la vía es utilizada por un promedio de 500 vehículos al día.
Para Alfredo Viteri, experto en movilidad, la intervención en las vías es acertada, sin embargo, dentro de 20 años, no será suficiente. El crecimiento de las ciudades y del parque automotor, señaló, obliga a las autoridades a pensar en proyectos que sean efectivos para 80 años. Y adviertió que hace falta mayor planificación vial.