Juan Quilca tocaba pausado un tambor con el que anunciaba en las calles de la ciudad de Urcuquí, provincia de Imbabura, en el norte de Ecuador, las últimas horas de Jesucristo.
Este hombre, de 102 años de edad, es uno de los cien personajes que recrearon el colorido Vía Crucis que transitó hoy, 18 de abril de 2014, por las calles céntricas de este cantón, conocido a escala mundial por el proyecto Yachay.
Quilca, un exobrero de la construcción, iba al frente de una de las andas, una especie de plataforma, en la que era trasladada una representación de Jesús. El tablado que pesa unos 10 quintales era llevado a hombros por una decena de fieles conocidos como Santos Varones.
Esta cofradía integrada por 60 miembros, de 18 años en adelante, representan a las personas que ayudaron a José de Arimatea, que según la Biblia bajó el cuerpo de Cristo de la cruz.
Juan Quilca es el mayor de esta hermandad. Vestía una túnica y una cachucha de color gris y alpargatas blancas. El pequeño hombre recorrió los 1,2 km de distancia del desfile, a la que asistieron cientos de devotos. Los acordes de marchas fúnebres interpretadas por los 18 músicos de banda San Miguel de Urcuquí acompañaban el paso de los participantes.
La celebración de la Semana Santa, que se efectúa en este cantón hace más de un siglo, rebasó fronteras. En la procesión también resaltó la figura de un joven Jesús, representada por Fausto Caranqui, un obrero del Municipio de Urcuquí.
Es el segundo año que carga este madero verde, que ha sido recortado varias veces, de ancho y peso, para alivianar el peso. Caranqui lleva la cruz dejada por Alfonso Landázuri, que por más de cuatro décadas fue el Cristo de Urcuquí.
La procesión arribó pasado el mediodía al parque central de esta localidad. En ese sitio se hizo la representación de la Cruxifición.