Redacción Santo Domingo
Una ranchera fue el primer automotor que transitó por la carretera Santo Domingo –Las Damas–Sigchos (Cotopaxi), luego de permanecer cerrada desde lunes por un aluvión.
Los pasajeros fueron algunos de los 80 finqueros que viven a lo largo de esa vía. El lunes 5, un aluvión destruyó ese camino y afectó a varias casas situadas en las calles 24 de Mayo y 10 de Agosto del barrio San Miguel, en la parroquia Alluriquín.
María Albuja, César Piedra, Julio Guaspi, Fabián Balseca y Polibio Guillén quedaron afectados.
La ranchera, un tradicional bus de pasajeros, tuvo serias dificultades para emprender su trayecto por la empinada cuesta a pocos minutos del centro de Alluriquín. Por la lodosa vía aún bajaba agua de la montaña.
Militares del Batallón Montúfar ayudaron a empujarla. Luego pidieron la ayuda de una retroexcavadora de la Prefectura de Santo Domingo que labora en la reconstrucción de la carretera.
Los 50 militares colaboraron también con una minga organizada por los finqueros de Alluriquín para abrir la vía. Ellos destaparon zanjas, alcantarillas y cunetas.
Según la dirigente, Margot Guillén, el objetivo fue evitar otro aluvión. Alluriquín se levanta en el km 80 de la vía Alóag-Santo Domingo. Si bien la carretera se abrió al tránsito, tres volquetas, una minicargadora, una retroexcavadora y una cargadora de la Prefectura de Santo Domingo de los Tsáchilas , seguirán con la reconstrucción esta semana.
José Taris, trabajador de la Prefectura, dijo que cuentan con el lastre para colocarlo a lo largo de 18 km. La reparación de la vía beneficia a las localidades Violeta Luna, Seis de Marzo, cooperativa Chimborazo, Las Pampas y Las Damas. Por allí además se llega a Sigchos (Cotopaxi) en un recorrido de cuatro horas.
La minga, para la reapertura de la vía, culminó con un almuerzo criollo. María Albuja estaba satisfecha . “A los cinco días he vuelto a ver el pavimento del patio de mi casa”, dijo mientras continuaba con el lavado de la ropa que quedó bajo los escombros.
Albuja y otras familias siguen albergadas en el coliseo Alluriquín. Allí se montaron tres carpas gigantes de color verde oliva. Duermen en la noche y regresan a sus casas durante el día. La ayuda de las instituciones del Estado empezó a llegar.