Los amante a la pesca esperan la llegada de verano para hacerlo desde el puente que une a Esmeraldas con Tachina. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Seis canchimalas, un pez de la variedad de la familia del bagre, es el resultado de la pesca durante una hora sobre el puente del río Esmeraldas, que une con la población de Tachina, en la vía que conecta con el norte de la provincia.
A Segundo Chichande, uno de los tantos esmeraldeños que aprovechan la llegada del verano para pescar, le gusta ese pez porque dice que es nutritivo y constituye el símbolo del verdadero tapa’o de pescado esmeraldeño.
La canchimala es un rico pez del que se han interpretado canciones y escrito versos por su exquisito sabor, que entraña una añeja tradición de consumirla entre el pueblo afroesmeraldeño.
Con seis pescados en su canasto, Chichande ya tenía para la merienda y justificar una tarde recibiendo la brisa del mar, y el fuerte sol que pega en esa área, junto al estuario del río Esmeraldas.
El puente se ha convertido en el sitio de concentración de los amantes de la pesca con cañas o nylon, desde una altura de 20 metros. Los aficionados a la pesca sienten la adrenalina que produce faenar desde esa altura, como la emoción de atrapar un buen pez. Lorena Guerrero, unas de las pescadoras, dice que pese a la temporada irregular por el cambio de clima (lluvioso-soleado), ya ha pescado 10 tascapalo y un robalo en agosto hasta el 12 de septiembre de 2015.
La temporada de verano es propicia porque cesan las correntadas del afluente que baña toda la reserva de manglar. En esta época del año, el agua cambia de turbia a clara, con una tonalidad verdosa porque se mezcla con la del mar, por estar cerca de océano.
El cambio de estación permite que variedades de peces como el tascapalo, bagre, corvinas, robalo, sabaletas, chere y lisas lleguen a desovar en los alrededores del manglar, entonces se produce una importante pesca en esa temporada.
Los marineros de tierra utilizan carnadas vivas que pueden ser camarón de piscina para pescar corvinas en la noche, camarón pomada, o un pez plástico como señuelo; uno de los más utilizados por los pescadores.
Sobre la baranda izquierda del puente se observa a ciudadanos, algunos con uniformes de sus trabajos, que lanzan su caña de pescar para llevar un buen pescado para la merienda en sus hogares, o simplemente descargar el estrés de la oficina faenando un rato.
La mayor actividad se registra los fines de semana y cuando el agua está subiendo, entonces los pescadores estacionan sus vehículos a un costado del viaducto para dedicarse a pescar.
Patricio Ludeña, un militar en servicio activo, aprovecha las tardes, después de la jornada, para pescar dos horas, o en horas de la noche. “Los dos años que he estado de servicio en Esmeraldas he venido a pescar desde el puente. Lo hago con mi familia o con amigos, porque es una buena forma de distraerse”, comenta.
Quienes tienen miedo a las alturas o al paso de los carros por el puente pescan desde la parte baja del pasadero, o sobre una canoa. José González, es uno de ellos. Él prefiere hacerlo desde ese sitio porque se siente más seguro y con mayor espacio para halar el producto cuando pega en el anzuelo.
Por el viaducto pasan los turistas colombianos que obligados cruzan por el sitio para ir hasta el balneario de Atacames, sur de la provincia. Muchos realizan una parada para observar cómo se pesca desde el puente.
El expresidente de la Cámara de la Pesquería de Esmeraldas, Freddy Ávila, dice que alrededor de las 242,58 hectáreas de manglar que cubre el refugio de vida silvestre se puede practicar pesca recreativa en pequeñas embarcaciones.
Una de sus propuestas es que se realice todos los años la pesca del pez tascapalo más grande. Esta es una de las variedades más capturadas durante la temporada.
La idea es fomentar el turismo en esta zona que es visitada para recorrer los manglares y navegar a lo largo del estuario. Ávila estima que cada fin de semana un promedio de 50 personas acuden a pescar desde el puente, por eso, una competencia le vendría muy bien a quienes se dedican a esa actividad en la temporada de verano todos los años.