Tiempo pasado. The New York Times ha revelado que, en los años ochenta, Fidel Castro volvió a solicitarle a Moscú la destrucción de EE.UU. con un ataque nuclear preventivo. Ya lo había hecho en 1962, durante la Crisis de los Misiles. Para el “Máximo líder”, acabar con Estados Unidos ha sido una pasión intensa, recurrente y, por ahora, inútil.
Tiempo presente. Obama anuncia que los servicios de inteligencia occidentales descubrieron en Irán una segunda planta procesadora de uranio enriquecido, hasta entonces secreta. Por sus características, sólo podía tener un destino: fabricar armas nucleares.
El fiscal general de Manhattan, Robert Morgenthau, ya había denunciado la complicidad de Chávez con el Gobierno iraní en materia de energía nuclear:
Venezuela, dueña de una vasta reserva de uranio, exporta clandestinamente este mineral a Teherán en vuelos semi secretos con escala en Siria. Los israelíes confirmaron este trasiego.
Con esos datos, los analistas políticos y militares más experimentados llegaron a una espeluznante conclusión: presumiblemente, el uranio venezolano en la planta iraní parece ser un joint-venture para desarrollar armas nucleares en beneficio de ambos países. Sólo así se explican los continuos desvelos del bolivariano: convertirse en un poder atómico.
Mientras Venezuela entrega uranio, adquiere material para fabricar misiles teledirigidos que los iraníes no pueden comprar y proporciona la red financiera internacional para camuflar el rastro económico. Irán aporta la tecnología y elaboración del proyecto. ¿Por qué Chávez da un paso tan peligroso?
• Para intimidar a sus vecinos hasta la rendición o el sometimiento. Por ejemplo, a Colombia.
• Para poder amenazar a quien desee sin temor a represalias.
• Para tener frente a Washington una “fuerza de disuasión”.
• Para proseguir su conquista hemisférica dentro de una inescrupulosa familia política donde cualquier gobierno es aceptable, siempre que sea antioccidental.
¿De dónde surge esta peligrosa estrategia? De Fidel Castro. El anciano dictador lleva medio siglo lamentando que Cuba no pudiese desarrollar armas nucleares, primero, porque la URSS no se lo permitía; y luego, porque carecía de recursos, aunque contaba con talento científico, como el de su propio hijo, el físico nuclear Fidel Castro Díaz-Balart.
Por eso, el consejo más persistente que Fidel le dio a su discípulo fue: “Hazte de un arsenal nuclear, lo que te hará invulnerable y temido”. Chávez está haciéndolo. Fidel lo convenció de que la subsistencia del socialismo del siglo XXI depende de que Venezuela disponga de armamento nuclear.