La manifestación fue organizada por los integrantes del Comité de Desarrollo Económico y Social de La Ronda. Foto: EL COMERCIO
Más de 100 propietarios de restaurantes, locales y vecinos de La Ronda realizaron una caminata de protesta la mañana de este jueves 8 de marzo del 2018. El objetivo: dirigirse al Municipio de Quito para pedirle al alcalde Mauricio Rodas que atienda las necesidades del sector y pare con el cierre de los locales que funcionan allí.
La manifestación fue organizada por los integrantes del Comité de Desarrollo Económico y Social de La Ronda. Su presidente, Eduardo Taipe, explicó que para la marcha fueron convocados moradores, dueños de locales comerciales, artesanos y artistas.
Ellos portaban pancartas en las que se pedía a Alcaldía detener los cierres de los establecimientos. También se colocaron papeles en la boca con la palabra: “clausurado”.
“A ninguno de los locales se les entrega la Licencia Única de Actividades Económicas (LUAE) para que estos sitios de turismo y cultura sigan ofreciendo sus servicios a la comunidad”, dijo Taipe. También se quejó de que les clausuran y fijan multas que varían entre USD 1900 hasta 4800.
Sin embargo, hay otros moradores de La Ronda que se oponen a la manifestación de esta mañana. Se oponen a que ese lugar se convierta en un sitio en donde se expenda licor.
Rubén Arce es dueño del local de artesanías y antigüedades ‘La Cofradía’. Dijo hoy que no toda la gente que trabaja allí salió a protestar. “Los locales ubicados entre las calles Guayaquil y Venezuela se opusieron a la manifestación”.
A su juicio, la mayoría de gente que salió a la marcha es la que tiene locales de venta de bebidas alcohólicas y discotecas que “no están en regla”.
Añadió que el consumo de licor ha causado muchos problemas. “Encontramos los fines de semana restos de botellas, sangre en las esquinas como si hubo una guerra campal”.
Un grupo de vecinos del barrio La Ronda hizo una protesta. Foto: EL COMERCIO
Con ese criterio coincide Gerardo Zavala, propietario de un local que vende trompos y otros juguetes de madera. Contó que no salió a la marcha porque él y su local trabajan de acuerdo a lo que dice la ley. “Está prohibida la venta de alcohol en el Centro Histórico. Eso debe ser moderado, sin excesos, sin desórdenes”.
Cree que la regeneración de esa calle debe ser crucial para los artesanos. “El turismo se ahuyenta al ver que hay venta desmedida de licor”.