Redacción Quito
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El cambio de sentido de dos vías generó conflictos con los vecinos del sector de La Granados, en el norte.
Las calles De los Colimes y Marchena, que antes eran de doble vía, ahora son, por disposición municipal, de una sola dirección. Así, la Colimes va solo en sentido sur-norte y la Marchena va en sentido norte-sur. El cambio se inició desde el anterior lunes.
Esto causó molestias en los moradores del condominio El Inca, ubicado en el lado occidental de la calle De los Colimes. Una muchedumbre de vecinos cerró esa calle de 07:00 a 08:00 como medida de protesta.
Marcelo Orellana, morador del sector desde hace 20 años, señaló que esta medida fue adoptada sin tomar en cuenta la opinión de los vecinos. Orellana aseguró que los problemas de tránsito se suscitaron desde que se abrió una sede de la Universidad de Las Américas (Udla), en esa vía. “Los estudiantes estacionan sus autos en la vía y causan congestión”.
Para Enrique Mora, otro vecino del condominio, la salida hacia la av. De los Granados es más dificultosa. Antes tenía acceso directo, pero ahora debe ir hacia la av. Río Coca y luego dar la vuelta por la av. Eloy Alfaro. “Se gasta más tiempo”. El vecino, quien vive en el lugar por 18 años, también afirmó que la gran cantidad de vehículos que circulan en el sector impide que los niños y ancianos puedan cruzar la vía con seguridad.
La Gerencia de Movilidad del Municipio aseguró que los cambios de circulación son parte del ordenamiento del sector que fueron necesarios a raíz de la ubicación de la Universidad. El objetivo, según el Cabildo, es mejorar la movilidad y eliminar los problemas de accesibilidad.
Pero Marco Cabezas, presidente del condominio, aseguró que las molestias de tránsito se han dado desde hace dos años, con la llegada de los estudiantes, profesores y trabajadores de la Udla. Además, denunció que el campus universitario estaba autorizado para recibir a 2 500 alumnos, pero “ahora tiene más de 6 000 y no tienen dónde estacionar”.
Carlos Larreátegi, rector de la Udla, desmintió esta acusación. Según él, el campus cumple con todos las normativas. “Aquí solo estudian 2 500 alumnos”. También aseguró que el lugar cuenta con un parqueadero.
Los moradores afirmaron que si el Municipio no rectifica el cambio de sentido de las vías tomarán medidas legales.
Quito y su historia Hugo Burgos/ Antropólogo
Historia de la Santísima
Virgen de El Quinche
Casi todos los países latinoamericanos mantienen su religiosidad católica hacia alguna advocación de la Virgen María, que suele ser de carácter nacional o regional.
En la Sierra ecuatoriana, dos títulos históricos se rinden hacia los extremos, la Virgen de El Quinche, en el noreste de Pichincha, y la Virgen de El Cisne en la parte austral, Loja. Se trata de peregrinaciones regionales que abarcan decenas de miles de devotos que rebasan aun la frontera nacional.
Son procesos históricos en la formación de la nación étnica que, frente a la nación cívica, se erigen en religión popular regional, pero magnificente, donde se van incorporando nacientes elementos de su diversidad local, fundados en la Colonia. Se comenzó con la extirpación de idolatrías hasta la cristalización del culto a veneradas imágenes venidas a la par que se iba consolidando el mestizaje racial y cultural del Ecuador. En vista de que hay una diversidad étnica fraccionada, Quito (norte) y el Austro (Azuay, Cañar y Loja), se manifiestan dos símbolos predominantes: Virgen de El Quinche y la Virgen de El Cisne, sin desestimar piadosas imágenes de provincias.
Viene a cuento, porque necesitamos explicarnos cómo se organiza el pensamiento y la emoción religiosa de los peregrinos, ahora que estamos en el mes en que la Santísima Virgen de
El Quinche, atraerá a miles de peregrinos hacia su santuario, caminando hasta 50 km en la víspera del 21 de noviembre. Se vive, pues, los lazos de solidaridad, veneración y hasta sacrificio, que ya no se observan en países del Primer Mundo. Aquí la religiosidad persiste y produce la catarsis colectiva, suspiros que en Europa solo lo da el fútbol, el ‘soccer’ o el ‘calcio’. Tratándose de la Virgen de El Quinche, hay historia para largo porque cada vez se abren nuevas interpretaciones, a pesar de los estereotipos o clisés .
El bien artístico gira en torno a un imaginero nacido en Toledo y residente en Quito a finales del siglo XVI (testamento en 1594), el devoto escultor don Diego de Robles. Cinceló la Virgen de Guadalupe o Guápulo (1586); labró con maestría la que se llamó Virgen de Oyacachi y luego de El Quinche (1598), con el policromado de Luis de Ribera.
Apenas creadas el pueblo sintió que comenzaron a hacer favores y milagros y le rindió mayor fe. Pronto llegarán a ser tres imágenes las que vendrán a visitar la Catedral y encabezar procesiones. En 1599 llegó desde Bolivia un pasajero que iba a vender en Popayán una réplica de la Virgen de Copacabana, copiada del original milagroso que está a orillas del Titicaca.
El Obispo le compra en 2000 pesos de a 8 reales, la cual va a un altar de la Catedral de Quito. El deán Miguel Sánchez Solmirón escribe entonces ‘Historia de las Imágenes Milagrosas de Quito’, 1560: ‘Las tres lucen hermosas, con su niño en brazos y su cirio en la otra mano’, anota. Sabemos ya que las tres representan el rito judío de La Candelaria. La de Copacabana, tanto aquí como en Bolivia hacía su fiesta el día de La Expectación, el 2 de febrero, y el resto de esculturas el 5 de agosto. La arqueo-astronomía se ha dado cuenta que en la primera fecha el sol está en el zenit, y en la segunda está en el nadir. Coincidencias prehispánicas que iluminaban el naciente espíritu colonial.