Olga Imbaquingo. Corresponsal en Nueva York
¿Por qué interesa a Biodiversity International preservar semillas tradicionales?
Trabajamos en más de 100 países. Junto con nuestros socios locales hacemos investigaciones para mejorar los medios de vida, a través del uso y conservación de la biodiversidad agrícola.
¿Por qué unas semillas se conservan y otras no?
La conservación es en función directa de su utilidad, entre más se utilicen, más se conservarán en el tiempo. Tratamos de promocionar su uso por medio de su cultivo, manejo, procesamiento y comercialización. Para que exista mayor éxito es necesario que estas sean de alguna utilidad para el agricultor, sea para uso medicinal, condimento, alimento, para vestido, construcción…
Hoja de vida
Marleni Ramírez
Su trayectoria. Dirige los proyectos de conservación de semillas para Latinoamérica. Tiene un doctorado en Antropología de City University of New York.
Su punto de vista. Para preservar las semillas es necesario que estas sean de utilidad para el agricultor.¿Biodiversity trabaja en Ecuador?
En la zona de Cotacachi trabajamos en la preservación de la uvilla, sambo, quinua, amaranto, ají, papa, fréjol, mashua, oca, poroto, tomate de árbol, naranjilla, papaya, mora, chocho, granadilla, chirimoya, guanábana, maní…
¿Hay ejemplos?
En México, Cuba y Perú hay proyectos para maíz, ají, fríjol común y frijol pallar. En Ecuador, Perú y Bolivia se trabaja con granos andinos como quinua, cañihua, amaranto y tarwi, especies subutilizadas con altos contenidos nutricionales.
¿Con qué tipo de agrobiodiversidad prefieren trabajar?
Se incluyen especies cultivadas, variedades locales y parientes silvestres. Este recurso es de importancia para los agricultores, pues sirve como salvavidas en momentos donde otras cosechas fracasan. Gracias al parentesco de algunas especies pueden utilizarse en cruzamientos para mejorar la resistencia a plagas y enfermedades y aumentar su valor nutritivo.
¿Cuáles son los peligros que enfrentan los ecosistemas cuando una semilla desaparece para siempre?
En el caso extremo, organismos que han co-evolucionado con estas corren el riesgo de desaparecer. Cuando son especies que no dependen en mayor grado de otra, puede implicar que tienen que buscar otras opciones para subsistir. Con la desaparición se pierden los genes, causando un desequilibrio en el ecosistema.
¿Hay ejemplos que puedan demostrar lo que implicó la pérdida de una especie?
Cuando se perdió la variedad de maíz maní en el oriente de Cuba desapareció la posibilidad de cultivar y utilizarla. Desaparecieron los genes y disminuyó la diversidad. Entre mayor variedad tenga un agricultor hay más posibilidad de éxito frente a la invasión de plagas o fenómenos climáticos. Gozará de mayor seguridad alimentaria y económica.
¿Qué recomienda para preservar las semillas y ampliar la aceptación de las mismas?
Las ferias de agrobiodiversidad están dando resultados. Hay experiencias en los países andinos y en México. Son espacios donde se puede intercambiar experiencias, aumentando la aceptación de especies en sectores no familiarizado con estas. Por ejemplo, en Cuba y en México han enriquecido el número de variedades de maíz y han servido para distribuir semilla a los agricultores.
¿Tiene un ejemplo de semillas que se han logrado recuperar y están cambiando la dieta y hasta la economía de las familias campesinas?
En Cuba, en 2007 se perdieron ocho variedades de fréjoles, una de ají y dos de maíz. Se las pudo reponer con las semillas recolectadas dos años antes y conservadas en el Banco de Germoplasma Nacional. Esta región cultiva de nuevo estas variedades.