Lima, DPA El laureado novelista peruano Mario Vargas Llosa cumplió 74 años el miércoles último. Dio un mensaje para sus seguidores: sus posiciones políticas liberales y sus ideales de escritor comprometido están más fuertes que nunca. Lo ratificó en una entrevista que con motivo de su onomástico publicó el diario limeño La República. Cuando fue interrogado sobre el rumor, mundialmente extendido, de que a él no se le dará nunca el Nobel de Literatura por sus posiciones políticas, respondió: “No sé si eso es cierto, pero si es así no cambiaré mis convicciones por premios literarios”.
En América Latina y mi país aún no está definida la sociedad que aspiramos. Me gustaría una sociedad democrática. Mario Vargas Llosa“En América Latina y mi país aún no está definida la sociedad que aspiramos tener. Me gustaría una sociedad democrática, liberal y antiautoritaria, abierta e integrada al mundo”, argumentó el autor de clásicos como ‘La guerra del fin del mundo’ y ‘Conversación en la Catedral’. “Estas sociedades progresaron más, redujeron la violencia, elevaron los niveles de vida. Y esas cosas en las que creo me llevan a conflictos y polémicas con regímenes, como los de Fidel Castro o Hugo Chávez, y antes con Augusto Pinochet”. También dijo que intenta ser coherente con las cosas que cree y cuando se equivoca trata de corregir. “La única manera de no equivocarse es mantenerse mudo”, añadió en la entrevista al diario peruano. Vargas Llosa se ratificó así en que el escritor debe estar comprometido con sus ideas y valoró en ese sentido las enseñanzas del filósofo francés Jean Paul Sartre, aunque aclaró que la literatura de este ya no le interesa y que su línea política “siempre fue confusa”. “El ejercicio del escritor no puede agotarse en lo literario, sobre todo si perteneces a países con problemas esenciales y hay una lucha sobre el tipo de sociedad que va a prevalecer. Entonces en eso sí creo que el tipo de literatura que hago responde un poco a algunas ideas que aprendí cuando era joven de Sartre”. El escritor, quien aspiró sin éxito a la Presidencia del Perú en las elecciones de 1990, ratificó su optimismo por lo que ocurre en su país: “Por primera vez en muchos años lo veo orientado. No están resueltos todos los problemas pero me parece que hay consenso amplio por esas fórmulas que llevaron al desarrollo de otras sociedades”. “Este modelo es el único que hizo prosperar a los países pobres. Mire en la condición en que estaban las llamadas democracias populares, Checoslovaquia, Polonia, Hungría, y como están ahora”, sostuvo Vargas Llosa al pedir que el modelo se mantenga en el Perú por al menos dos legislaturas más (10 años). En otro aparte de la charla, Vargas Llosa lamentó la decadencia del erotismo en el mundo actual, y no solo en la literatura, sino en la vida diaria. “El erotismo es desanimalizar el sexo, convertirlo en un ritual, ceremonia y obra de arte. Cuando el hombre comenzó a hacer el amor lo hacía como los monos y perros. Con la cultura eso se refina y es una fuente extraordinaria de placer. Con la libertad eso fue desapareciendo. Ahora es gimnasia, ayuntamiento sin misterios ni amor”. Vargas Llosa comentó, además, no saber cuáles de sus libros resistirán mejor el paso del tiempo, pero reconoció que algunas obras lo hacen mejor que otras. Por ejemplo, consideró, Ernest Hemingway es hoy un escritor “obsoleto”, pero otros “más o menos de su generación”, como William Faulkner o John Dos Passos mantienen vigencia.