El 90% de vallas, puentes y letreros de Quito se logra reciclar

En el taller, ubicado en la Mariana de Jesús, se elaboran arcos y aros de básquet. Foto: Evelyn Jácome / EL COMERCIO

En el taller, ubicado en la Mariana de Jesús, se elaboran arcos y aros de básquet. Foto: Evelyn Jácome / EL COMERCIO

En el taller, ubicado en la Mariana de Jesús, se elaboran arcos y aros de básquet. Foto: Evelyn Jácome / EL COMERCIO

Cuando los fierros que alguna vez fueron un letrero o formaron parte de un paso peatonal en Quito se deterioran, no se vuelven chatarra ni son arrojados al basurero. En un taller ubicado en el norte de la ciudad, un equipo conformado por 48 personas se encarga de darles forma y convertirlos en juegos infantiles o en máquinas de crossfit, que serán colocadas en algún parque.

En este galpón, donde abundan las herramientas, los tarros de pintura y maquinaria hidráulica, los trabajadores cortan el metal, lo sueldan y pintan. Hay brigadas que trabajan en aros de básquet, en arcos de fútbol, en argollas, paralelas y barras. Otros hacen adornos para los bulevares.

Andrés Valdivieso, director de mantenimiento del taller que es parte de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), indica que el 90% de los artefactos metálicos como vallas en mal estado, postes chocados, letreros dañados y puentes peatonales retirados, son reciclados. Utilizar el 10% restante saldría muy costoso debido a su deterioro, por lo que es entregado a gestores ambientales.

Según Emaseo, de enero a mayo del 2018, el programa Quito a Reciclar logró recuperar 1 186 toneladas de materiales reciclables. De ellas, 78 toneladas corresponden a chatarra, es decir un 7%. La mayoría fue de columnas, muebles metálicos viejos y varillas.

En lo que va del año, en el taller se crearon más de 100 juegos. Elaborar y colocar cada lote (una resbaladera, un columpio, un sube y baja, y una escalera china) requiere una inversión de USD 2 400.

Darío Ávila, encargado del departamento, indica que la producción del 30% del taller se elabora con material reciclado.

Para Christian Zaldumbide, ingeniero ambiental, el reutilizar la chatarra es un paso importante hacia una cultura amigable con el ambiente y es fundamental que la autoridad dé el ejemplo, más aún tomando en cuenta que el 15% de los desechos sólidos de Quito, es vidrio, madera y chatarra. Sin embargo, no es suficiente.

Sostiene que deben haber políticas públicas que incentiven a las empresas y a las familias a reciclar y sancionen a quienes no lo hagan. “Todavía hay gente que en lugar de llevar ese material a puntos específicos, lo arrojan a quebradas, o los esconden en contenedores, lo que afecta a la ciudad”.

En el taller además se reutiliza la madera. La brigada que se encarga de las talas y podas de árboles en la capital separa el material en mejor estado y elabora bancas, asientos de columpios y otros elementos.

Este año, también se colocaron implementos para hacer crossfit en algunos parques como La Carolina, Santa Ana, El Reservorio y el Chaquiñán.

Las brigadas también dan mantenimiento a juegos infantiles. Ávila asegura que cada semana reciben dos o tres llamadas para que arreglen juegos en mal estado. Para reparar un columpio dañado, por ejemplo, se debe trasladar el material, soldadores y un camión, por lo que llega a costar unos USD 150. Los técnicos aprovechan la visita para intervenir todo el parque.

El taller funciona al año con un presupuesto de cerca de USD 700 000. De ellos, unos 360 000 son para el pago del personal, y 280 000 van destinados a todo lo relacionado con materiales y mantenimiento de juegos y puentes.
Esta unidad también se encarga de realizar trabajos rutinarios y correctivos a los 95 puentes que hay en Quito.

En cada uno se hace corrección de fallos de soldaduras, pintura, arreglo de escaleras. La mayoría de intervenciones se las realiza en la noche para no causar congestiones.

El 2017 fue un año particular, dice Valdivieso. Regularmente, se tiene un promedio de dos a tres puentes peatonales impactados por vehículos al año. Pero en el 2017 la cifra se duplicó, hubo seis puentes: cuatro en la Simón Bolívar, en la Galo Plaza y en la Mariscal Sucre, en la Comuna.

Cuando un puente es impactado, dependiendo del estado de la estructura, es retirado del lugar. Se evalúa el daño, se lo repara y se lo vuelve a colocar.

Reparar el de la avenida Galo Plaza, por ejemplo, costó USD 20 000, y se lo volvió a colocar pero esta vez 60 cm más alto para evitar futuros impactos.

El trámite

Si desea que se coloquen juegos en su barrio, debe enviar un oficio al Gerente de Parques y Jardines de la Epmmop.

En el documento se debe indicar aproximadamente a cuántas personas beneficiaría, y el nombre de los barrios cercanos.

Indique la dirección del parque y recuerde que los lotes infantiles solo se colocan en espacios públicos, no privados.

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