442 501 personas estrenaron tarjeta de crédito en el 2018

Use el pago corriente cuando realice consumos en locales como restaurantes. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO.

Use el pago corriente cuando realice consumos en locales como restaurantes. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO.

Use el pago corriente cuando realice consumos en locales como restaurantes. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO.

En el 2018, 442 501 personas recibieron su primera tarjeta de crédito, de un universo de 3,12 millones de plásticos ­vigentes y otorgados por bancos y cooperativas, de acuerdo con datos del buró Equifax. Es decir, el año pasado el 14% de las tarjetas emitidas en el país fue usado por nuevos tarjetahabientes.

Denisse Aguilera es parte de ese grupo. La usuaria necesitaba este medio de pago para hacer compras por Internet. Antes solo tenía una extensión de tarjeta concedida por sus padres, pero se casó el año pasado y decidió tener una propia.

Para esta usuaria, tener tarjeta propia ha marcado un cambio. “No se entiende muy bien la información que proveen en los estados de cuenta”. Los términos como pagos mínimos o pagos sugeridos son totalmente nuevos para ella.

Juan Carlos Ruiz, jefe de Marketing de Datos de Equifax, dice que es importante que los usuarios que apenas empiezan a usar este medio de pago conozcan tres conceptos claves para no caer en sobreendeudamiento. Estos son: monto a pagar, fecha de corte y fecha de pago, que se detallan en los estados de cuenta.

Ruiz explica que la fecha de corte permite saber el día en que el banco emisor cierra el registro de consumos y lo registra en el estado de cuenta. La fecha de pago es el límite que tiene el cliente para pagar su deuda sin generar interés por morosidad.

En relación con el monto a pagar, el usuario debe diferenciar los dos métodos. Si pagó corriente, deberá cancelar el monto total del consumo hasta la fecha límite; si difirió, deberá cancelar cada mes una cuota.

En el programa de educación financiera TusFinanzas.ec -en el que participan varios bancos del país- se recomienda usar el pago corriente para consumos de bienes que usarán en el momento, como alimentación, mientras que los diferidos son recomendables para bienes de larga duración.

Otra clave es el pago mínimo, que suele ser el 10% del total de la deuda mensual. Si se usa este mecanismo de forma habitual, la deuda puede terminar siendo inmanejable y más cara porque se cancelan más intereses.

La cifra de nuevos clientes refleja el escenario de incertidumbre por la reducción de personal en el sector público y, por tanto, que los ecuatorianos buscan el dinero plástico para tener un canal de liquidez con el cual afrontar emergencias, explica Guillermo Granja, docente en Finanzas de la Universidad Ecotec, en Guayaquil.

La facturación de los plásticos también creció. Mientras que en el 2017 las compras con este medio de pago sumaron USD 980 millones, en el 2018 la cifra fue de USD 1 104 millones, según la Asociación de Bancos Privados (Asobanca).

Granja señala que en el contexto de desaceleración económica del país, los bancos se enfocan más en la evaluación de los perfiles de riesgo para evitar ofrecer tarjetas a clientes que podrían caer en mora.

Mediante este tipo de evaluaciones, añade, las entidades identifican a dos tipos de clientes: aquellos que apenas se incorporan a la fuerza laboral y pueden tener su primera tarjeta y aquellos que ya tienen un plástico o dos, para ofrecerles una tarjeta adicional.

En el país, hasta febrero pasado, unas 359 874 personas estaban en este segundo grupo; es decir, tienen tres o más tarjetas de crédito, esto representa un incremento del 12% en relación con febrero del 2018.

Rommyna Rivas obtuvo el año pasado una segunda tarjeta, pero la cerró porque tenía miedo de endeudarse más de la cuenta, por no saber usarla apropiadamente. “Compré solo dos cosas pequeñas, pero la cerré rápido, porque no quería endeudarme de más”, dice.

Ximena Cabezas también obtuvo una nueva tarjeta y ahora maneja dos: una para compras en el país y la otra para adquisiciones por Internet, desde el extranjero.

Ella señala que revisa al inicio del mes el estado de cuenta y trata de pagar rápidamente. “Hay que tener control de hasta cuánto puedes pagar y cuánto se puede diferir. Además tener control de los gastos, porque con dos tarjetas es fácil perder la cuenta”.

Ruiz considera que al tener varias tarjetas, puede resultar más complicado para el cliente recordar todos los datos y, por ende, podría incurrir en más deudas de las que puede pagar.

Para ello, recomienda elaborar un presupuesto de ingresos y gastos. El cliente solo puede tomar una tarjeta si al hacer cuentas le quedan ingresos que le permiten cubrir una cuota de una nueva deuda, sugiere. Otro consejo es no aceptar una nueva tarjeta para pagar las deudas de otra.

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