En la U. de Guayaquil se compró nueva tecnología para la Facultad de Medicina. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Desde el 2006, las universidades públicas del país experimentaron una bonanza económica. El presupuesto global asignado casi se duplicó en los últimos ocho años. Pasó de USD 632 millones a USD 1 200 millones.
Pero este año, la realidad varió -en mayor y menor medida según el caso- para 13 de 27 universidades y escuelas politécnicas. En total hay 30 públicas en el país, pero tres son nuevas y este 2016 se les asignó su primer presupuesto.
A las 13 se les redujo el presupuesto. El dinero, tal como establece la Ley de Educación Superior, se entrega con base en cinco criterios: calidad e incremento de calidad (60%), excelencia y producción investigativa (6%); eficiencia administrativa (3,4%); eficiencia académica y terminal (3,6%) y número de alumnos (27%).
Por esto, la Universidad de Guayaquil tendrá casi USD 30 millones menos que el año pasado. El centro de estudios está en categoría D, la última de cuatro que se establecieron como criterio de excelencia. Está intervenida por el Consejo de Educación Superior.
La Universidad Nacional de Loja también recibirá USD 2,6 millones menos. Se encuentra en la categoría B y también fue intervenida, pero por problemas administrativos.
El presupuesto de la Escuela Superior Politécnica del Litoral de Guayaquil (Espol) también se redujo, aunque en un menor margen. De USD 73,3 millones a USD 73 millones. Está en la categoría A.
Su rector Sergio Flores, quien es presidente del Directorio de la Asamblea del Sistema de Educación Superior, reconoce que inicialmente hubo preocupación por la reducción del presupuesto. Incluso la semana pasada se reunieron con los representantes de la Secretaría Nacional de Educación Superior para analizar el impacto de la disminución, entre otros temas.
René Ramírez, presidente de esa Secretaría, les dijo que cada universidad debe tener estrategias de financiación más allá de lo que el Estado les otorga anualmente.
Conforme se incrementó el presupuesto para universidades, paralelamente bajó el ingreso por autogestión. En el 2006, el 34% de los presupuestos de las universidades dependía precisamente de recusos propios. En el 2016, en cambio, bajó al 8%, según la propia Secretaría.
Ahora, cada universidad elabora un plan de optimización de gastos. En la Universidad de Guayaquil se adoptarán medidas como reducir el uso del papel y tinta en áreas administrativas y establecer restricciones a la contratación de nuevo personal, segúnMarcia Gaibor, integrante de la Comisión Interventora.
Entre sus prioridades están las obras relacionadas con el proceso de evaluación a cargo del Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces). Incluye la remodelación de las facultades de Filosofía (por USD 4,8 millones), Veterinaria y Zootecnia (USD 6,7 millones) y Ciencias Administrativas (USD 4,1 millones). Todo para subir de categoría.
La Universidad Nacional de Loja, por su lado, tiene un Plan de Excelencia que incluye la reapertura de los primeros años de seis carreras de pregrado y el aumento en la calidad de las materias complementarias. La meta es lograrlo hasta este marzo.
Y la Escuela Superior Politécnica del Litoral de Guayaquil le apuesta a la Zona de Innovación del Litoral Ecuatoriano (ZILE).
La iniciativa reunirá a siete centros de investigación científica. Del total de universidades y escuelas politécnicas, la que más dinero ha recibido entre 2009 y 2016 es la de Guayaquil, con USD 1 228,9 millones en total. Y también es la que está en la categoría más baja (D) de los 10 centros de educación superior públicos que más dinero reciben, con la Laica Eloy Alfaro.
Según Ramírez, esa realidad está cambiando con las intervenciones. Cita un estudio de tipología de universidades hecho por su Secretaría donde se concluye que la de Guayaquil y la Central del Ecuador son las que más incrementaron la calidad en los dos últimos años.
La Universidad Central del Ecuador es la que registra mayor incremento de dinero para este año, con USD 13,1 millones. Este Diario buscó una entrevista el 1 de febrero, para conocer cómo se administra el presupuesto. El 5 de febrero, vía e-mail, respondieron: “Para financiar la proyección de gastos del 2016 se requieren reformas. Los saldos reducidos obligan a disminuir los gastos operativos en bienes y servicios de consumo y otros gastos corrientes”.