Santiago Zeas y Patricio Ramos
corresponsales en Bogotá y Manta
La apertura que tienen los Estados Unidos para dialogar con la región sobre temas sensibles, como el uso de bases militares en Colombia, es una buena señal. A tal punto que esta decisión cambia el panorama frío y distante que había marcado la relación entre el país del norte y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).
Después de cinco meses desde que el bloque sudamericano solicitó hablar con EE.UU., la diplomacia de ese país finalmente dio su aceptación. Su objetivo principal: disminuir tensiones en la región, especialmente entre Colombia y Venezuela, a raíz del acuerdo de seguridad que permite al Pentágono el uso de siete bases militares colombianas.
Los propios miembros de la Secretaría de Estado de EE.UU. reconocieron, esta semana en una reunión del Diálogo Interamericano, en Washington, que su país no supo comunicar de buena forma el acuerdo alcanzando con Colombia. Y que ello despertó críticas de la mayoría de países.
Sin citar a Venezuela, William Brownfield, embajador estadounidense en Bogotá, admitió que su país no reaccionó de forma oportuna para frenar la ola que se levantó desde el gobierno del presidente Hugo Chávez. Según el diplomático, su país tenía una certeza de una reacción virulenta desde Caracas, pero no supo actuar con la rapidez necesaria.
De ahí que la misiva que envió a la Unasur Hillary Clinton, jefa de la diplomacia estadounidense, es parte de la estrategia de ese país para reducir las tensiones y sospechas que se generan por la utilización de las siete bases.
En efecto, en esa misiva, Estados Unidos se muestra abierto a tratar temas de seguridad y de defensa, así como examinar otros puntos de una agenda de trabajo más amplia para la región.
Ese planteamiento estadounidense trajo efectos inmediatos. El nuevo canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, anunció que su país, que ejerce la Presidencia Pro Témpore de la Unasur, tomará contacto con el resto de naciones sudamericanas. El objetivo es armar la agenda de diálogo que se tendrá con la Casa Blanca.
Paralelamente, Colombia también dejó de lado sus quejas contra la Unasur, foro del cual se había quejado por su falta de comprensión frente al acuerdo.
De manera casi simultánea a la apertura de EE.UU., Bogotá anunció que llevará “buena voluntad” a próximas citas que se realicen en el marco de la Unasur para tratar temas de defensa. Meses atrás se deslizó la posibilidad de distanciarse del bloque.
“Sin duda esta es una posición inteligente de EE.UU. que lleva a los países de la Unasur a cambiar de actitud”, afirma el analista venezolano Manuel Gaitán, profesor de la Universidad Sergio Arboleda de Bogotá.