Redacción Sierra Centro
Cuando termina las tareas de la escuela, Álex Placencia se acomoda en la cama de su abuelo, Marcial Chicaiza, en Cumbijín (Cotopaxi). En el cuarto, donde en las paredes cuelgan los diplomas, dibujos y las medallas que ganó Álex jugando fútbol, hay una televisión.
La inversión
Los equipos de TV MICC canal 47 fueron financiados por el Consejo de Desarrollo de los Pueblos y Nacionalidades del Ecuador (Codenpe). La inversión fue de USD 150 000.
Los directivos del canal no tienen datos de cuántas personas miran la programación. Dicen que los estudios de ‘raiting’ son costosos.
El objetivo en este año es que los indígenas de las comunas sean reporteros comunitarios y envíen información al canal de manera continua. El niño de 12 años dice que es un seguidor del canal de televisión del Movimiento Indígena de Cotopaxi (TV MICC), el primero en el país que tiene su programación en quichua y español. Salió al aire en febrero del año pasado.
“En los otros canales, los capítulos de Doraemon y Bob Esponja se repiten y por las tardes solo pasan novelas. Con el canal indígena veo otras cosas. Aprendo”.
Antes de subirse a la cama, se quita los zapatos de lona que usa para caminar por los cultivos de papa. Los deja en el piso de tierra del pequeño cuarto.
La luz se cuela por la ventana donde la cortina es una cobija azul. Chicaiza dice que en Cumbijín hace un frío intenso. La comuna está a 25 minutos del centro del cantón Salcedo.
El miércoles pasado, el pequeño miró un documental sobre una escuela de la comunidad Salasaca, en la provincia de Tungurahua. Sonreía mientras observaba cómo los niños aprenden a sumar y restar con el ábaco indígena hecho con bolitas de madera.
En TV MICC, los documentales realizados por organizaciones no gubernamentales se transmiten desde las 07:30 hasta las 11:00 y de 15:00 a 17:00. En las noches, el horario es de 20:30 a 21:30.
La televisión está sobre un armario de madera que divide el cuarto y donde Chicaiza guarda su ropa y sombreros.
Antes de dormir, afirma que mira el programa de opinión Ñukanchik Yuyay, que en español significa nuestro pensamiento. Por el momento, este programa y Voces e Identidad son los únicos que se producen en los estudios de TV MICC, ubicados en Latacunga.
“Gracias al canal nos enteramos de temas como invasiones de tierras, robo de ganado, de empresas que nos perjudican…”, cuenta el agricultor Chicaiza.
Ñukanchik Yuyay se transmite de lunes a viernes, en vivo y en quichua, a las 19:00. Dura media hora. Está conducido por Jorge Guamán, ex coordinador nacional del movimiento Pachakutik.
El miércoles se trató el tema género y el poder local. Antes de salir al aire, el trajín fue intenso. Se probaron micrófonos, la iluminación y el sonido.
Guamán usa un sombrero café y pequeño en las entrevistas. “Transmitir información en quichua fortalece el idioma”.
En el canal colaboran, sin recibir sueldo, 10 personas. Hilda Toaquiza es de Tigua, usa una blusa café, un anaco y sombrero negro adornado con una pluma verde de pavo real. Se encarga de revisar las cámaras.
Su collar rojo brilla mientras prepara las cámaras y las luces. Es estudiante de Comunicación en la Universidad de Cotopaxi.
Blanca Naula, oriunda de Cumbijín, es la encargada de mantener el set limpio y verificar que todas las conexiones eléctricas funcionen. La indígena sabe manejar los programas de edición y ayuda a Mario Alomoto. Él es agricultor de Saquisilí.
Su función es controlar las cámaras, manejar las computadoras y proyectar videos en el programa Música de mi tierra, que se transmite a diario de 06:00 a 06:30. “Tenemos canciones de Bolivia, Perú y Ecuador”.
La señal de TV MICC llega a las provincias de Cotopaxi y Tungurahua. “Y queremos llegar a todo el país. Por qué no. Ese es nuestro objetivo”, sostiene Ángel Tibán, coordinador del canal.
Puntos de vista
Bélgica Chela, de radio ERPE
‘Esto debe aplicarse en otros lugares’
Tener un canal indígena es justo. Es un derecho ganado. La programación en el idioma quichua permite que los indígenas comprendan mejor el mensaje.
Esto fomenta que la población amplíe sus temas de conversación, sus proyecciones y sus propuestas. Además, impulsa un mayor interés en temas que antes no se debatían por desconocimiento. Es una iniciativa que debería aplicarse en todo el país.