En el parque lúdico Montecristi existen plantas nativas de la zona. Foto: Patricio Ramos/ EL COMERCIO
El paseo lúdico de Montecristi, ubicado al pie del cerro tutelar de la población manabita, se ha convertido junto al Centro Cívico Ciudad Alfaro en un valor agregado para el desarrollo del turismo de ese cantón manabita.
Los desniveles de la falda del macizo fueron segmentados en seis terrazas y ahí se construyó el paseo lúdico.
Senderos con pisos y pasamanos de madera conectan las terrazas entre sí. Son cuatro kilómetros de camineras que serpentean la base del cerro en esta zona costera de Ecuador. Esos senderos obligan al turista que quiere acceder desde la basílica de la Virgen de Monserrate a caminar hasta llegar a Ciudad Alfaro, como se la bautizó para instalar la Asamblea Constituyente del 2008.
Mayra Cevallos vive en Manta y le gusta ejercitarse en el paseo lúdico. “Viajo todos los días, llego a las 08:00 y estoy de regreso a las 09:00; a esa hora hay poca gente pues la mayoría de los residentes locales se ejercitan en el paseo lúdico desde las 05:00 hasta las 07:00 de lunes a viernes”. Los sábados y domingos el lugar está lleno de los vecinos locales y turistas durante todo el día.
En la primera terraza está ubicado el parqueadero para vehículos y el piso es de adoquín. En la segunda se encuentran las áreas verdes, una plazoleta con bancas de madera para descansar. En la tercera, hay un módulo para juegos infantiles y geriátricos; también se diseñó un área para la práctica de bailoterapia. En la cuarta terraza están las canchas de fútbol, voleibol, básquet, todos iluminados.
El quinto módulo está plagado de árboles y vegetación típica de costa. Algarrobos, ceibos, acacias y samanes aparecen entre las terrazas. En la sexta terraza el proyecto pone en escena los cuatro elementos vitales de la naturaleza, fuego, tierra, aire y agua. Ahí existe un pequeño lago, una pileta, un espacio al aire libre con graderíos de madera donde se realizarán encuentros culturales y exposiciones artísticas.
Desde las seis terrazas queda al descubierto una vista panorámica de Manta, Jaramijó e incluso Crucita. La caña guadúa fue aprovechada para la construcción para dar sombra y las estructuras para los letreros informativos. En las zonas de esparcimiento donde yacen los juegos infantiles el piso es de césped sintético.
Entre marzo y octubre, la temporada de arribo de los turistas que llegan en cruceros, el movimiento es vertiginoso; lo mismo sucede entre julio y septiembre cuando llegan los visitantes de la Sierra, comenta Luis Pachay, un comerciante de artesanías. “Sin duda el paseo lúdico es como la cereza al pastel, era lo único que nos faltaba para completar la infraestructura en Montecristi”.
Para darle color natural al ambiente fueron sembradas 36 000 plantas nativas. El riego en verano se da por goteo y aspersión, por las noches y madrugadas la presencia permanente de neblina ayuda a conservar el verdor de las especies. En cada terraza existe una caseta de información con personal para atender a los turistas.
El proyecto fue contratado por el Ministerio de Cultura y Patrimonio. El Municipio de Montecristi es la entidad que se encargará de su mantenimiento.