Redacción Jóvenes
En Carapungo sí hay talento para la danza. Lo saben Diana Ormaza, Victoria Moreira y Mayra Coronel, quienes un día salieron de su barrio para aprender a bailar.
Pero hace ocho meses, las tres jóvenes regresaron a su Carapungo para enseñar todo lo que saben. “Nosotros vivimos aquí desde que era botado y tuvimos que salir para encontrar un espacio”, dice Victoria, de 23 años.
Pasito a pasito
Además de bailar, Diana Ormaza estudia Ingeniería en FInanzas, Victoria Moreira sigue Comunicación Social en la U. Central y Mayra Coronel estudia Odontología. Las tres siguen aprendiendo danza.
Las clases son de lunes a viernes, una hora diaria. Las chicas se organizan en tres grupos de alumnas. Cuestan USD 10 cada mes.
Los sábados dan cinco horas seguidas de clases con el grupo de las alumnas más constantes. En su búsqueda aterrizaron en la escuela de danza Futuro Sí, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Allí aprendieron, entre otras cosas, que todos tienen derecho a expresarse a través de la danza. “Nadie tiene por qué decir que no hay talento en cierto lugar, aunque esté muy lejos”.
Por eso abrieron sus propias clases de danza en el Centro Cultural de Carapungo. En su barrio ya las conocen, pero antes tuvieron que hacer todo un trámite.
Hace ocho meses presentaron un proyecto de artes escénicas al Municipio. Este les cedió el espacio y ellas lo adecuaron. Lo pintaron, lo pusieron barras y espejos y de una abrieron los talleres.
Lograron obtener el Centro, pero lo malo fue que no tenían presupuesto para promoción. Entonces, el acolite logró una vez más lo que la plata no puede.
“Hicimos afiches y entregamos en las casas y los colegios. Además, nos presentamos en los parques para que la gente vea de qué se trata”, recuerda Diana (23).
Su principal motivación fue la ausencia de escuelas de danza en Carapungo. Al ver que la gente respondió a su propuesta, ellas dicen que verificaron que “el arte es una necesidad en el barrio”,
Ahora dan clases de danza clásica, moderna, contemporánea y bailes tradicionales. Las clases se llenan de pequeñas y adolescentes de todas las edades.
Al principio eran solo Diana y Victoria, pero mientras las clases se llenaban de alumnas, necesitaron otra ‘profe’: Mayra. Ella es la instructora de los más ‘peques’.
Las tres jóvenes profesoras se organizan en tres grupos, que tienen un diferente nivel de aprendizaje. En los ocho meses que funciona este centro, Victoria cuenta que ya armaron cuatro coreografías. “Silencios’ trata un tema social, ‘Tierra de Luz’ fue hecha en honor a Quito, ‘Canción de Navidad’ es un show musical y ‘Ausencias’ es más abstracta”.
Además, este grupo organizó el primer Festival Intercultural Danza en la Pamba del Norte. Para esta actividad, dicen que tampoco contaban con presupuesto, pero salieron adelante. “Nos preguntamos por qué el arte debe estar sectorizado, ¿quién dice miedo? y nos comenzamos a mover todos los días durante tres semanas, sin comer ni dormir”.
Diana y Victoria son alumnas de la escuela de danza Futuro Sí, en la Casa de la Cultura. Sus profesores son, entre otros Wilson Pico y Ernesto Ortiz. Mientras que Mayra aprendió danza en el Ballet Ecuatoriano de Cámara.
Las clases que estas chicas dan cuestan USD 10, un precio que ellas dicen que es accesible para los alumnos de Carapungo.