Tres agricultores y un ganadero cuentan sus dramas por la sequía

Reds. Sierra Centro, Agromar, Tulcán, Santo Domingo y Manta

La falta de lluvias en la Sierra ha impedido el inicio a tiempo de las siembras  de los cultivos para la nueva temporada agrícola.
   
En la Costa, la situación es diferente, pues las siembras de maíz, arroz y otros productos comienzan a fines de diciembre o la primera semana de enero. Aunque hubo agricultores de Manabí que sembraron pimiento, melón y pepino con las lluvias que se presentaron hace cuatro meses. Los frutos no se han desarrollado bien y se están secando.

En el Litoral, la afectación se siente con fuerza en  los pastizales para el ganado.
 
Tres agricultores, Mariano Analuisa, de Tungurahua; Bolívar Guevara, de Carchi; y Rogelio Cedeño, de Manabí, cuentan  cómo les afecta  la falta de agua en sus cultivos.

El ganadero de Pedernales (Manabí), Carlos Bermúdez, relata cómo consigue agua y alimentos para sus reses.

Según la Subsecretaría de Agricultura de la Sierra, las provincias  de Azuay, Pichincha, Chimborazo y Bolívar son las más afectadas por la sequía, no hay siembras y  los cultivos que estaban por cosecharse están afectados.

El agricultor de Tungurahua, desesperado

‘Que Dios nos mande las aguas para sembrar’

Es  doloroso. No llueve hace más de dos  meses. Pedimos a Dios que caigan las aguas.  La tierra parece ceniza.

No puedo ni meter el tractor en la chacra porque está muy seco.  Tampoco puedo colocar la semilla. En estos días, en la mañana caen heladas y en la tarde hace un calor insoportable.

Las plantitas se queman. No se puede trabajar la tierra.  El martes llovió poco, no me  sirve.  Tiene que llover bastante, por lo menos una semana para preparar la próxima siembra.

Dedicarse a la agricultura es cada vez más sacrificado.  Tengo 48 años y me dedico a esto  desde que soy guagua. Siempre  he sembrado a partir de agosto.  Por eso compré semilla de  zanahoria, papa y  arveja.  Solo en zanahoria gasté USD 400, en papa, 700;   y   en arveja, 300.   Estas plantas crecen en tres o cuatro meses. Pero han crecido poco.  Otras están quemadas.

Estoy preocupado, ya que no recuperé la plata que ahorré  de las cosechas pasadas. El año pasado me fue bien.
Obtuve 400 sacos de papa que sembré en una hectárea y ahora a duras penas conseguí 50.  También  recogí 400 sacos de arveja, pero esta vez  obtuve 50.
 
Adelanté la cosecha por el fuerte sol que estaba  secando las plantas.  En el mercado la gente está preocupada porque hay poco producto para comprar. Los precios han  subido.

En zanahoria también me fue bien. Pero este año no tengo ni un saco. Todo se quemó. Estoy pobre y no puedo hacer nada.
 
Para no cruzar los brazos,  trabajo como jornalero en otras tierras donde me pagan USD 7 al día.  Mi mujer, mi suegra y mis dos hijos también tienen que trabajar como peones para llevar  comida a la casa.

Lo peor es que no llueve y en la comunidad hay un conflicto por el  riego.  Este problema no se arregla  desde hace 20 años. Un grupo de agricultores no quiere compartir el agua con más de
 
2 000 personas que vivimos aquí.  Pedimos al Ministerio de Agricultura que intervenga. Ojalá  lo haga. Yo calculo que he perdido USD 3 000 en abono, semilla... Quisiera que nos aprueben créditos, que nos entreguen semilla... para poder sembrar.

El cultivo del tubérculo se pierde en  Carchi

‘Yo hago todo lo posible para salvar  mi papa’

Sabía que era un riesgo  sembrar la papa en tierra seca pero lo hice. No llueve.

Puse abonos y  fungicidas. Quería  eliminar  las plagas, el  minador, la mariposilla y los mosquitos.  Cuando sube la temperatura salen más y pican a  la papa. Sembré  dos hectáreas hace tres meses y las   plantas están pequeñas.
 
Tengo 12 trabajadores y les pago  USD 9 por día  más la comida. Ellos alzan la tierra y  ponen el abono. En dos meses ocuparé otros 20 trabajadores y 30   más para la cosecha.

Con  lluvias  cosecharíamos  25 quintales por cada saco de  semilla que  sembré. Ahora produciremos 10 por uno. La  papa  saldrá  delgada. Espero venderla  en USD 4 el quintal, aunque será una pérdida total.
 
Antes de sembrar la papa hice un análisis del suelo en  el Iniap. Constaté que el terreno permaneció seco. La prueba dice que falta fósforo. Busqué en las fórmulas de  los  abonos el que tenía más fósforo y  pusimos  en el terreno.  Preparé  el suelo por 15 días y  sembré los  70 quintales de semilla  colorada. Pague USD 15 por cada saco.
 
En  2008, en esta misma época, hubo  abundantes lluvias  y a la papa  le cayó la lancha, se pudrió, perdimos el cultivo.
Queríamos recuperarnos pero el  verano es interminable. Lo malo es que el  fungicida para las plantas no penetró y se quedó en la superficie de la tierra.
  
Hace tres años la cosecha fue buena, hubo suficiente agua y  temperatura normal. Los comerciantes llegaron a la propiedad y se llevaron la papa a los mercados mayoristas de Ibarra y
Quito. Invertí  USD 5  500 y no recurrí a  ningún préstamo, porque el capital lo tenía en casa.  Haré lo posible por salvar el cultivo. El miércoles  compré  20 quintales de abono en Colombia  y pedí a los trabajadores que lo coloquen en las plantas para que las raíces se enduren. Cada quintal me costó USD 38.El pimiento se seca por la falta de agua

 ‘Sin lluvias sentimos que  todo se puso  al revés’

Desde 1982 ya estamos acostumbrados a vivir con las lluvias. Ese año apareció el  fenómeno de El Niño para inundar  nuestras tierras.

En 1998 otra vez volvió El Niño con más furia, vivimos bajo el agua y no podíamos sembrar.  

Ahora  todo está  al revés: el agua anda por algún lado, pero no quiere caer por nuestras parcelas, eso nos cambia de carácter, nosotros vivimos de la tierra.

Hace casi un mes el pimiento cayó en un baratillo. Nos pagaban máximo USD 3 por paca (saco de acopio). La mayoría de los compañeros  de Tres Charcos y del valle del cantón Rocafuerte dejamos casi  abandonado el cultivo.  La hectárea de pimientos que sembré, a inicios de agosto,  se  fue a pique.

Con malos precios no era negocio. Dejé de comprar agua en tanqueros para regar mi parcela que está al filo de una loma.

Después de dos semanas, así como cosa del diablo,  sucedió algo. Pocos cuidaron el cultivo y el precio de la paca subió, hoy pagan hasta USD 10.  Los que se dedicaron tienen su premio. Ya preparo otra vez  el terreno, puede ser que la lluvia caiga. Si no dejaba  mi cultivo (invertí USD 250)  habría ganado  USD 1300.

El ganado de Manabí es el más perjudicado

‘Mis vacas tienen pasto, pero no se engordan’

No hay agua por ningún lado.  Los ríos  están secos. Esta sequía  es  la más fuertes de los últimos cinco años.  

Estoy soportando la sequía porque tengo tres hectáreas de pasto maralfalfa para  mi ganado, pero no para engordarlo. Mi propiedad tiene 400 hectáreas, donde crío 220 vacas.

Para mantener el pasto verde puse un sistema de regadío por aspersión. Con  mi hermano Roberth y dos trabajadores  construimos un pozo en pleno cauce del río  Chiquimble.
 
Tengo un grupo  de animales que están flacos y débiles. Los ponemos en los corrales para darles maralfalfa picada con palmiste, melaza, sal en grano y base de semilla de algodón. También desecho de banano.

Estamos desesperados. Un vecino mío  regó sus tierras con agua de tanquero. Creo que gastó mucho y no tuvo  resultados.

No hay señales de que llueva.  Escuché que nos hicieron la propuesta de llevar el ganado a Santo Domingo, Pichincha, o a la Amazonia. Significaría un mayor gasto para nosotros.

Por cada viaje tendríamos que  gastar  unos USD 4 400. Ahora solo hay que esperar  las lluvias de diciembre.

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