Las trenzas, el ‘look’ de las playas de Atacames y Tonsupa

La técnica de las artesanas de Esmeraldas para realizar las trenzas tiene como eje tres hebras de pelo, que van tejiendo con precisión. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO

La técnica de las artesanas de Esmeraldas para realizar las trenzas tiene como eje tres hebras de pelo, que van tejiendo con precisión. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO

La técnica de las artesanas de Esmeraldas para realizar las trenzas tiene como eje tres hebras de pelo, que van tejiendo con precisión. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO

Sus dedos se mueven rápidamente con tres mechones de cabello para tejer una trenza perfecta. Los estilos, como el jamaiquino, son uno de los más solicitados por los clientes en las playas de Atacames, quienes quieren lucir unas ‘rastas’ bien definidas, con ligas o pepitas de colores.

Las trenzadoras son mujeres que se dedican a realizar peinados a cientos de turistas que llegan a vacacionar a los balnearios del sur de la provincia de Esmeraldas, por los que cobran hasta USD 30 por trabajo.

Arrodilladas sobre la arena, sientan a sus clientes sobre una pequeña sábana para someterlos al cambio de ‘look’, que dura entre 20 y 30 minutos, dependiendo del peinado que elijan.

Usar el pelo trenzado en la playa mientras se hace turismo, para Geovanny López, un turista quiteño, es saber que estás en las costas de Esmeraldas.

“Es la primera vez que luzco un peinado con contenido afroesmeraldeño y me siento muy bien”, asegura.

Su larga y abundante cabellera de color negro fue reducida a trenzas tipo rasta en 35 minutos. La transformación fue realizada por un par de mujeres dedicadas a esa labor desde hace 20 años, en las playas de Atacames y Tonsupa.

Una de ellas es Marisol García, de 35 años. Tiene mucho picante a la hora de hacer las trenzas, porque cada tira de cabello conlleva una jocosa broma para sus clientes. García tiene un ingreso diario -promedio- de USD 50 por realizar las trenzas en la playa; aunque sus ganancias se han reducido por la disminución del turismo y el aumento de mujeres que se dedican a esa tarea.

Una de sus compañeras, Tania Portocarrero, dice que pese a todo siempre queda algo de dinero, porque el turista quiteño, sobre todo, gusta de lucir peinados como estos cuando pasa unos días en las playas.

Con un catálogo en la mano, crema para peinar, una toalla y aceite de coco, recorren la playa ofreciendo su arte a las personas. García aprendió a peinar con sus hermanas, a las que emulaba desde pequeña en el portal de su casa en la ciudad de Esmeraldas, pero nunca pensó que esa tarea, finalmente, se convertiría en su fuente de ingresos, con los que mantiene a sus tres hijos.

Cuando se reduce el número de clientes tienen como alternativas dar masajes a los visitantes sobre la arena; trabajo por el que cobran USD 10.

“Tenemos que llevar algo a la casa donde nos esperan nuestros hijos”, comenta Rosario Angulo, otra de las peinadoras.

Carmen Meneses, una turista de la provincia de Carchi, estuvo de pie 30 minutos mientras a su hija de 7 años, Camila Cumbal, le hacían el peinado media ola, en el malecón de Atacames. “Las señoras tienen buen estilo para hacer su trabajo; que es muy bueno”, señaló Meneses.

Los estilos de peinado más comunes son la diadema, la viradita, diagonal, peinado tipo moño, el esqueleto, peinado de combate, caracol, jamaiquino, media ola, entre los más solicitado por el turista.

Son 150 mujeres organizadas en tres asociaciones: Hacia el Futuro, Tejiendo con las Manos y Nueva Imagen, que trabajan por más de 20 años en los balnearios del sur de Esmeraldas, ofreciendo su talento durante todo el año.

Las peinadoras fueron organizadas desde hace 12 meses por el Municipio de Atacames, para llevar un control de la actividad que realizan, según Gioconda Triviño, directora del Departamento de Turismo de Atacames.

Ellas han sido capacitadas en el trato al cliente a través de ese Departamento, como parte de la búsqueda de la certificación internacional en la que está encaminado ese balneario, uno de los más importantes de la provincia de Esmeraldas.

CIFRA
personas es el promedio diario de clientes de cada peinadora.

En contexto
El 95% de las mujeres dedicadas al trabajo de elaborar trenzas es afroesmeraldeña. Ellas encontraron en sus tradicionales peinados, un medio para mejorar sus ingresos económicos. Los cientos de turistas que vacacionan durante todo el año en la provincia gustan de este tipo de peinados.

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