Complejas redes trafican madera en el Ecuador; los decomisos se elevan

El 4 de enero pasado, en Santo Domingo de los Tsáchilas se decomisó un cargamento. Foto: Cortesía

El 4 de enero pasado, en Santo Domingo de los Tsáchilas se decomisó un cargamento. Foto: Cortesía

El 4 de enero pasado, en Santo Domingo de los Tsáchilas se decomisó un cargamento. Foto: Cortesía

Los decomisos de madera ilegal se volvieron usuales. Grupos clandestinos que operan con una red completa de colaboradores han sido interceptados con mayor frecuencia desde junio del 2020. Ese mes se reiniciaron los permisos para que los madereros legales puedan transportar el producto que fue cortado antes de marzo, cuando se suspendieron las actividades por el coronavirus.

Con base en los casos descubiertos, los investigadores saben que esa disposición oficial fue aprovechada por los cabecillas, que dieron la orden para que su material también sea movilizado. La estrategia es trasladar todo en camiones que sí tienen permisos. Esta información fue corroborada por la Unidad de Policía del Medio Ambiente (UPMA).

Tras el seguimiento realizado a la actividad clandestina, agentes conocieron que con la pandemia una gran cantidad de madera quedó varada. Eso es lo que hoy se mueve.

Con los datos recopilados en el país, el año pasado se incautaron de 13 141 metros cúbicos de cargamento sin permiso. En el 2019 fueron 11 131.

El 22 de diciembre, troncos valorados en USD 3 000 fueron descubiertos en Milagro, un cantón del Guayas.

El conductor, que solo tenía permiso para comercializar alimentos, fue capturado.

Este año empezó con nuevos casos. El 5 de enero, los policías detuvieron en Esmeraldas un camión que transportaba 18,09 metros cúbicos de balsa.

Un día antes, otro automotor fue interceptado en Santo Domingo de los Tsáchilas.

Los informes policiales muestran que toda esta actividad ilícita comienza, con frecuencia, en los bosques de las provincias amazónicas y también en los de Esmeraldas y Guayas. Según las indagaciones, los traficantes compran el producto a quienes lo ofertan cerca de las carreteras.

Para cargarlo reclutan a dueños de grandes automotores. A los conductores se les paga unos USD 300 por viaje. Una parte de lo adquirido es llevada a aserraderos de Quito, Guayaquil y Cuenca. Los agentes dicen que los propietarios de estos negocios coordinan para recibir madera sin permisos.

Expedientes abiertos por la Fiscalía dejan ver que otra parte del producto se dirige a los puertos para ser exportada.

Según esos rastreos, la carga ilícita es mezclada con la legal, para tratar de sacarla del país.

El año pasado, 113 personas quedaron detenidas (cuatro más que en el 2019). Todas fueron acusadas por el delito contra la flora y fauna silvestres.

El Código Penal (art. 247) sanciona esta actividad irregular con cárcel de hasta tres años. En los operativos también se capturaron 623 camionetas, camiones y tráileres usados para estas operaciones.

Todos los datos son parte de procesos penales que la Fiscalía impulsa en este momento.

La UPMA conoce que una de las especies más buscadas en los bosques tropicales es la balsa. Existen dos motivos.

El primero es que el tiempo para la explotación del árbol es de cinco años. Esto es bajo en comparación con los 15 años que, en promedio, necesitan otras especies, como el laurel, para ser taladas. La segunda razón es la facilidad que existe para la venta.

Debido a sus características, se usa en las industrias de juguetes, de audio (se fabrican aislantes acústicos) o de navegación, para la fabricación de botes y de boyas de flotación.

Muchos ejemplares son cortados y arrojados al río. La corriente ayuda a cruzar la frontera y todo es atrapado aguas abajo por traficantes de Perú. Esta modalidad fue encontrada el año pasado en Orellana.

En el 2016, autoridades de Perú y Ecuador ya se reunieron en Tumbes para acordar el intercambio de información y operativos conjuntos con el fin de combatir a las bandas.

Para entonces se acordó intercambiar datos que permitieran detectar el ingreso ilegal de productos forestales entre ambas naciones. Además, se resolvió ejecutar operativos binacionales en los puntos que son considerados claves para el desarrollo de las redes ilegales.

Perú dice que hoy esas operaciones son frecuentes. Ecuador advierte lo mismo y que la vigilancia de los militares es fuerte. De hecho, la Brigada de Selva Napo también decomisó 6 847 metros cúbicos de madera en Sucumbíos, Orellana y Napo. En sus incursiones, los soldados hallaron sobre todo balsa. A esto se suman 22 408 tablones que se transportaban en camiones y también en lanchas a través de los ríos.

El 3 de diciembre, los soldados hallaron árboles talados en una zona de Sucumbíos.

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