Siempre ha existido discriminación por parte de la Policía y la sociedad al trabajo sexual. Todavía hay abusos y atropellos con las trabajadoras por parte de los uniformados, al momento de realizar operativos delincuenciales.
Ellos ingresan a las casas de tolerancia o de citas de una forma grotesca y lo primero que hacen es apresar a las trabajadoras porque hasta ahora se asocia el trabajo sexual con la delincuencia.
Nosotras conseguiríamos la libertad cuando pertenezcamos al Ministerio de Trabajo. Es decir, cuando seamos reconocidas como mujeres trabajadoras.
Ese sería el ideal para trabajar en libertad. Con este reconocimiento ya no habría atropellos, porque en este instante para ejercer el trabajo sexual hay trabas.
El momento en que se reconozca nuestro trabajo podríamos decir que vivimos en libertad. Todavía falta hacer mucho para que se respete el trabajo sexual. Las autoridades y la sociedad deben sensibilizarse y entender que este oficio es un trabajo como cualquier otro.