La tienda del MoMa de Nueva York, pionera en permanente renovación

Esta foto tomada 05 de febrero 2015 muestran compradores navegando a través de uno de el Museo de Arte Moderno (MoMA) en tiendas de Nueva York. Foto: Jewel Samad/ AFP.

Esta foto tomada 05 de febrero 2015 muestran compradores navegando a través de uno de el Museo de Arte Moderno (MoMA) en tiendas de Nueva York. Foto: Jewel Samad/ AFP.

Esta imagen tomada 05 de febrero 2015 muestra el comprador navegar a través de uno de el Museo de Arte Moderno (MoMA) en tiendas de Nueva York. Foto: Jewel Samad/ AFP.

Cuando algunos museos todavía se asustan ante la idea de vender recuerdos, el célebre MoMA de Nueva York ha hecho de este concepto uno de sus motivos de orgullo y su tienda de diseño es casi tan visitada como sus salas repletas de obras de arte.

La primera tienda abrió en 1939, un pequeño mostrador de venta en el Museo de Arte Moderno que acababa de instalarse en la calle 53 de Manhattan, cerca de la Quinta Avenida.

Desde aquellos inicios modestos se ha transformado, y actualmente cuenta con cinco espacios de venta en la ciudad -dos de ellos dedicados al diseño-, otro en Tokio y varios sitios de venta en línea.

La más conocida de todas es la consagrada de manera exclusiva al diseño, en la calle 53, justo enfrente del museo.

Los turistas la visitan un poco como un anexo del museo, convencidos de que allí encontrarán lo mejor en materia de diseño.

Los objetos son presentados a menudo con una pequeña descripción, el nombre del artista y el año de concepción.

En algunos casos, se trata de obras que figuran en la colección del MoMA. Otras veces son exclusividades seleccionadas por los compradores del museo que recorren el planeta para renovar las estanterías dos veces por año.

La tienda también incluye productos decididamente innovadores, que surgieron gracias a sitios web de financiación colectiva.

'3Doodler', por ejemplo, es el primer bolígrafo que permite crear en tres dimensiones y una de las estrellas del momento: nació de una colaboración entre el MoMA y más de 26.500 contribuyentes en la web Kickstarter.

En la tienda de la calle 53, hasta los coladores y los paraguas parecen obras de arte.

En un muro, un video explica el proceso creativo de la artista Marina Abramovic, cuya vajilla se vende en la tienda.

En otro sector, se exponen unas sorprendentes lámparas que crean una ilusión 3D, idea de Nir Chehanowski, establecido en Tel Aviv.

“Es muy importante que nuestros clientes tengan, globalmente, la misma experiencia que en el museo. Cuando miran una obra de arte, saben lo que miran, de dónde viene, e intentamos reproducir eso en nuestras tiendas”, explica a la AFP Chay Costello, directora adjunta de comercialización del MoMA.

Esta foto tomada 05 de febrero 2015 muestran compradores navegando a través de uno de el Museo de Arte Moderno (MoMA) en tiendas de Nueva York. Foto: Jewel Samad/ AFP.

Innovación y calidad 

Todos los productos son objeto de una selección draconiana.

Los que son descubiertos en ferias especializadas o en los talleres de artesanos locales en cualquier rincón del planeta, son trasladados a Nueva York para pasar controles de calidad, cuenta Costello.

En caso de aprobar ese primer test, deben recibir luego la luz verde de los curadores del museo.

“Ésta es una etapa muy importante porque es necesario que respondan a los estándares” del MoMA y al espíritu de sus colecciones, dice Costello.

Innovación, creatividad y calidad son las tres palabras claves.

“Buscamos los productos más innovadores, productos que representen lo que será el buen diseño”, señala.

En la tienda, uno puede encontrar cuchillos de bambú, exclusividad MoMA, a USD 12 y 10; una silla de cuero creada en 1956 por Charles Eames, que figura en la colección del museo, por 4.279 dólares; o una cazuela de vidrio de Massimo Castagna, de 2014, a USD 200.

Entre las novedades, un patinete para adultos con ruedas grandes, inventado por una familia amish de Pensilvania (320 dólares) y maletas de cartón producidas en la misma fábrica de República Checa desde 1925.

El MoMA se asoció recientemente con la marca japonesa Uniqlo para crear ropa inspirada en las obras de artistas presentes en sus colecciones, como Jean-Michel Basquiat, Keith Haring o Jackson Pollock.

La tienda de la calle 53, abierta en 1989, ha tenido un éxito tan grande que una sucursal más pequeña fue inaugurada en 2001 en el barrio del Soho, en el sur de Manhattan, y otra en Tokio en noviembre de 2007.

En total, las tiendas neoyorquinas del MoMA recibieron unos 2,5 millones de visitantes el año pasado, no lejos de los tres millones que pasaron por el museo.

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