Redacción Mundo y Santiago Zeas, corresponsal en Bogotá mundo @elcomercio.com
Las amenazas de guerra lanzadas por el presidente venezolano Hugo Chávez colocaron en un máximo nivel las tensiones con Colombia.
La semana pasada, el ex presidente colombiano Ernesto Samper comentó que Caracas y Bogotá ingresaron en un “ambiente de preguerra”. En la misma línea, el analista colombiano Vicente Torrijos sostuvo ayer que Venezuela ha emprendido hace tiempo “una guerra de baja intensidad” contra Colombia.
En medio de la creciente crispación, hay observadores que sostienen que el ambiente prebélico surgió en momentos en que Chávez y su par colombiano, Álvaro Uribe, afrontan problemas domésticos. Así, el opositor venezolano Julio Borges, del partido Primero Justicia, declaró a la prensa que el clima de confrontación intenta tapar graves dificultades.
En el caso de Venezuela, se trata de desviar la atención sobre la escasez de energía y agua, así como de la elevada inflación, el crecimiento de la tasa de desempleo y la caída de la popularidad de Chávez. En el caso colombiano, se pretende tapar el escándalo desatado en Colombia porque familias ricas se beneficiaron de subsidios agrarios, así como el desgaste de la imagen de Uribe.
En lo que a Chávez concierne, con Borges coincide el ex comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Manuel José Bonnet, quien calificó de “bravuconada” las amenazas del líder bolivariano. “Venezuela vive una de las situaciones más difíciles en su historia. Una potencia energética sin agua, sin energía eléctrica y sin alimentos, con una inseguridad insostenible”.
Mientras tanto, los canales de diálogo entre los gobiernos de Colombia y Venezuela quedaron prácticamente rotos. Ayer, Chávez realizó un desplante a Uribe, al no responder sus llamadas telefónicas. Durante las últimas horas, el Jefe de Estado colombiano trató de comunicarse directamente con el líder venezolano, con el objetivo de buscar un acercamiento para superar la crisis bilateral, sin que este último conteste sus llamados. De igual modo actuó el canciller venezolano Nicolás Maduro, quien tampoco contestó las llamadas de su homólogo colombiano, Jaime Bermúdez, quien busca un camino para bajar la tensión entre ambos países. La revelación la hizo el propio Jefe de la diplomacia colombiana desde la India, donde
realiza una gira internacional de trabajo.
Pero la diplomacia colombiana todavía no ha tomado una decisión sobre si acepta o no la iniciativa brasileña, de buscar un encuentro entre los presidentes Chávez y Uribe el próximo día 26 en Manaos, a propósito de una cita de países amazónicos.
No obstante, en Colombia hay reticencias a aceptar la intervención brasileña. Círculos políticos y legislativos cercanos al gobierno de Uribe ven con recelo al presidente brasileño Lula da Silva. La razón: Brasilia ha solicitado a Bogotá que firme un documento regional en el cual se comprometa a que el acuerdo militar con EE.UU. no implicará una posible agresión a países vecinos.
En medio de la tensión, el secretario general de la OEA , José Miguel Insulza, urgió ayer a los gobiernos de Venezuela y Colombia a resolver sus diferendos “mediante canales diplomáticos” y reclamó “cooperación” para tratar los asuntos fronterizos.
Dirigentes empresariales y otros ciudadanos en la zona de la frontera entre Colombia y Venezuela rechazaron ayer los dichos de Chávez sobre una guerra.