Reds. Guayaquil y QuitoDiario El Telégrafo ha perdido a su Director y Subdirectora en una semana. El primero (Rubén Montoya) fue removido por el Directorio del medio estatal y la segunda (Carol Murillo) renunció ayer al cargo.En un escueto párrafo de 20 palabras, Murillo anunció su decisión de dejar su puesto. Igual camino tomó hace una semana, David Sosa, editor de la edición dominical. Mientras que los editores Mariuxi León (Diversidad) y Fausto Lara (Economía) fueron despedidos del diario. Igual pasó con Rubén Montoya el jueves 25.Desde ese día, se registró una cadena de hechos que ocasionan incertidumbre e inestabilidad al área periodística del matutino. Esta situación afecta ya a la parte editorial y de opinión. Hasta ayer cinco periodistas salieron de la Redacción. A ellos se suman cuatro articulistas quienes no estuvieron de acuerdo con las decisiones del Directorio.A tres de ellos: Alicia Ortega, Silvia Buendía y Gustavo Abad les censuraron sus artículos el miércoles, pues debieron publicarse ayer. De la censura y los medios públicos, Telón y Estrategia de aniquilamiento, respectivamente, son los títulos de los artículos que no fueron autorizados.Los tres son una crítica a las últimas decisiones del Directorio. Tres periodistas despedidos en menos de una semana; dos artículos censurados en los últimos dos meses por una mano inquisidora que se pasea por la redacción de El Telégrafo sin que nadie le ponga freno. Este es el inicio del artículo de Abad, aunque en el resto del texto no identifica a esa supuesta mano inquisidora. Ayer, los textos circularon a través de la red social de Facebook y fueron subidos a la página web eltelegrafoexiliado.blogspot.Estos hechos ocurrieron dos días después de que Jorge Glas, ministro de Telecomunicaciones, que maneja el 99,6% de las acciones del diario, dijo que hay independencia editorial.Según Glas, la decisión de reemplazar a Montoya la tomó el Directorio. Queda claro que no hay ninguna injerencia de ninguna naturaleza con el manejo del contenido editorial del diario como lo han notado los ciudadanos que leen el periódico. Esto lo dijo en una entrevista al periódico oficial El Ciudadano.Además, en la página 8 de la edición de ayer de El Telégrafo, el Directorio publicó un comunicado dirigido a sus articulistas. Recordó que el 5 de febrero pasado se estableció la necesidad de que no se emitan comentarios, informaciones estratégicas y otras estrictamente internas, en las páginas editoriales, por parte de nuestros editorialistas.Añade que las disposiciones fueron dadas a Montoya, pero al parecer no fueron informadas. Por ello, lamentan no poder publicar artículos que no respetan esa resolución.El docente universitario y también articulista, Hernán Reyes, al referirse a esta decisión, señala que es una violación de un principio básico del periodismo libre. Es una norma constitucional que no exista censura previa. Se está destruyendo la construcción de un proyecto de periodismo público que es necesario en el Ecuador. No se pueden tomar decisiones mezclando temas administrativos con los económicos y los periodísticos.Con lo ocurrido, anunció que deja de colaborar con el medio. También el columnista Mauro Cerbino cuestionó lo sucedido. Veo que el diario público tiene los días contados. Es una tristeza enorme. Se frustra un proyecto que es el esfuerzo de muchos. Alguien del Gobierno o del Directorio no ha entendido el concepto de lo público.Cerbino dijo que, por los cambios en El Telégrafo evidencian que no era un periódico del Gobierno, sino un proyecto de periodismo público que los medios privados deben ayudar a sostener.Ayer, en la Redacción de Quito se esperaba la visita de Max García, director encargado, para conocer las políticas editoriales y el futuro laboral de los periodistas. La mañana de ayer, los 16 periodistas y cuatro fotógrafos se reunieron en la oficina del diario que funciona en el antiguo Ministerio de Educación, en las avenidas Eloy Alfaro y San Salvador, en el norte de Quito. En ese mismo edificio también operan EcuadorTV y la Radio Pública.García no llegó. Lo que sí influyó en el ánimo del personal fueron las salidas de Murillo y de los articulistas. Incluso, la tarde de ayer, hubo una despedida a la ex subdirectora en la Capital.Mientras en Guayaquil, el Director encargado, durante cuatro horas, se reunió con el Directorio. Una de las decisiones que se adoptaron fue que, la próxima semana, darán una rueda de prensa conjunta. El objetivo es informar sobre los planes del periódico, incluido el proyecto del nuevo diario popular, cuyo anuncio de creación generó el rechazo de Montoya, de los miembros de la Redacción y de 34 articulistas.El miércoles pasado, García se reunión con el personal periodístico de Guayaquil. Allí les anunció que la línea editorial se mantenía. Que no habían cambios ni despidos y que los editores tenían libertad para realizar su labor.Pero, entre el personal hay dudas y preocupación por su futuro en el periódico estatal.
Jorge Glas: se buscará el equilibrio empresarialEl actual Directorio de El Telégrafo tiene en sus manos informes que muestran las pérdidas económicas. Según Jorge Glas, ministro de Comunicaciones y mayor accionista del diario, es preciso buscar un equilibrio operacional en la empresa que demande el menor tiempo posible.Hay que optimizar los recursos de la empresa, de tal manera que podamos fijarnos metas de equilibrio operacional en el menor tiempo posible. Esperemos que a finales de este año, tengamos ese equilibrio en alguna medida.Así justificó la salida del director Rubén Montoya. No pudo congeniar en temas que eran administrativos y que nada tienen que ver con el director del diario, que tiene que manejar temas de línea editorial.Para el Ministro, una cosa es la empresa El Telégrafo C.A. y otra cosa es el periódico El Telégrafo, que en este caso tienen el mismo nombre. Parece que en el pasado, no se habían definido bien los roles entre Directorio, director y gerente general.No habían delimitado correctamente sus competencias, dijo a El Ciudadano.De la poca información financiera que se conoce, se desprende que hay pérdidas que bordean los USD 9 millones. Aún queda pendiente financiar la puesta en marcha de la nueva rotativa, el sistema de pre prensa y de encuadernado, que adquirieron el año pasado con fondos transferidos por el Ministerio de Finanzas, quien hasta mediados de diciembre era dueño de las acciones.