Redacción Sociedad
Con la dolarización y el acceso a tecnologías, ¿el ecuatoriano aún quiere casarse?
Ecuador es un país heterogéneo, la multiculturalidad se aplica a lo social, es megadiverso en construcciones sociales. No es igual lo que pasa con el campesinado indígena que con la clase media alta ilustrada quiteña, un extremo muy occidentalizado. Los tagaeri no han cambiado sus formas de convivencia ni los indígenas de Chimborazo, con formas de reproducción comunal.
¿Cómo ha variado la familia en ciudades grandes?
En la clase media quiteña hay cambios que tienen que ver con transformaciones económicas. Hay una intensificación de un proyecto moderno burgués. En los años 60, la familia ampliada era propia de la sociedad rural y se reprodujo. La casa la compartían los padres e hijos, los abuelos, primos, empleada adoptada. El petróleo revolucionó las formas de reproducción económica y creó una clase medio alta pudiente, con pretensiones de volverse europea. Se estructuraron las familias nucleares, con máximo dos hijos, en departamentos.
¿Cuál es la tendencia?
¿POR QUÉ
ESTÁ AQUÍ?
Su experiencia. Es sociólogo, con un doctorado en Filosofía conseguido en Berlín, Alemania.
Su punto de vista. La dolarización potenció la posibilidad de acceder a tecnologías que hoy dan lugar a relaciones vía red. Eso refuerza la idea de una vida individual.
Aparecen las parejas en unión libre, las homosexuales, incluso la familia nuclear de la clase media se comienza a diluir, se incrementan los divorcios y irrumpen las familias monoparentales, con la madre a cargo de los hijos o el padre. Hay una disminución del número de hijos. Y en la última década, los chicos tienden a no casarse ni a tener relaciones serias o duraderas. Eso lleva a un fenómeno visible en Europa, chicos de 30 y más años, solteros.
¿En el resto del país se vive algo parecido ahora?
Quito es una falsa muestra del Ecuador, es demasiado occidental. Ecuador sigue siendo agrario. En el sur de la capital aún hay familias ampliadas por doquier, con valores propios de una sociedad premoderna agraria. Quito, por la influencia norteamericana y europea, ha mutado sus formas de reproducción económica, con jóvenes gerentes, mujeres profesionales, que se abren campo en espacios laborales. La ampliación de la rama de servicios permite tener vidas solitarias.
Hay más sedativos, con la irrupción de la tecnología. ¿La gente se siente acompañada por su iPod, celular…?
Sí, el ingreso de las nuevas tecnologías refuerza el estilo de vida individual. Los niños de la generación pasada hoy tienen 20 años, fueron criados con la empleada y la televisión, sin abuelos. Con padres trabajando la mayor parte del día. Eso produce una autopercepción de soledad, de no requerir de nadie.
¿Las tecnologías están formando otra sociedad?
La dolarización potenció la posibilidad de acceder a la computadora, ahora el iPod y teléfonos de última generación con Internet. Eso da lugar a las relaciones vía Red sobre las personales. Sin rubor dicen que se sienten cómodos con enlaces amorosos, que se mantienen en lo virtual. Eso incentiva la idea de que es posible una vida individual, en un departamento provisto de tecnología. Esto pasa en la clase media alta, intelectual, no con la clase media baja. En ella, por lo económico se mantiene la familia ampliada.
La psicóloga Gissela Echeverría dice que en Internet hay un acuerdo tácito de jugar a mentir en cuanto a relaciones humanas.
No diría mentir. En Internet se habla de la producción artificial de múltiples identidades, abro una página en ‘second life’ y me presento como si fuese mujer, no estoy mintiendo sino creando una identidad alternativa; me cambio la edad o pongo una foto que no es mía. La intención de la mentira es otra. Desde la sociología se sabe que por más serio que tomemos la vida siempre nos ponemos una serie de máscaras, de docente, de esposo, de amigo…
¿Hay un nuevo código?
En la era digital no nos entenderemos como individuos aislados sino como nódulos de una red, individuos- red. Si pertenezco a los amantes de Gianni Versace, en un club de Facebook, ya no soy yo. No interesa mi nombre sino que compartimos algo.
¿Cuál es la ventaja de las relaciones a través de la Red?
La comunicación a través de red potencia la pérdida del bochorno moral. Cosas que no dirías frente a frente lo dices a través de un mensaje, rompes la presencialidad. Un chico quiere a una chica y le manda un msm, ella puede jugar a decir sí. No compromete encuentros reales, si uno vive en Cali igual, es una diversificación de tu subjetividad por el uso de las tecnologías.
¿Conquista telegráfica?
Antes había que invitar a un café. Por teléfono fue más fácil, pero la voz es casi presencialidad, en ella, el otro reconoce titubeos. Si mandas un mensaje, solo puedes recibir un no. Es más suave a que frente a frente te digan no. No sabes qué hacer con tu ser frente a esos ojos que te rechazan.
¿Por qué subir todo al Facebook, gritos de soledad?
Lo estamos investigando, pero tengo la impresión de que hay una suerte de exhibicionismo mediático o de disolución del concepto clásico de intimidad. Ponen fotos embarazosas con el deseo de que las comenten.
¿A dónde va la sociedad?
Las sociedades europeas viven así desde hace tiempo. Se estiró el concepto de juventud, vas a los famosos Flashback, para encuentros casuales. En Berlín, el 50% de la gente muere sola, el vecino se entera por el mal olor…