Arturo Santos Ditto
Aparentemente la tarjeta de descuento que impulsa la Municipalidad de Guayaquil es de provecho para los usuarios. Digo ‘aparentemente’ porque en el fondo conlleva otra intención, aunque soterrada.
Tendrá una lista de almacenes, instituciones y profesionales que prestarán ‘beneficios’, de manera que a consecuencia de la gratuidad o el mínimo valor que tendrá, una gran mayoría de los habitantes y visitantes de la ciudad la adquirirán.
Es decir que los grandes beneficiados, esto sin comillas, serán aquellos que se prestarán para los descuentos del uso y manejo. De tal manera que quienes no nos sumemos para prestar ‘el servicio’ seremos víctimas de merma económica.
Aquella será, estoy seguro, otra maniobra para enriquecer a los de siempre o aliados y perjudicar a los demás.
Indudablemente habilidosa postura de los promotores, porque además de significarles ingentes ingresos aparece como con actitud bondadosa que posiblemente les dará réditos políticos. Por mi parte cumplo con alertar a los ecuatorianos.
No olvidemos que la terminal terrestre fastuosa y el malecón son una inversión del pueblo que ha beneficiado más a los mentalizadores que a los usuarios.