El término ‘suma cero’ describe tres fenómenos diferentes pero vinculados: (i) una creencia acerca del posible desenlace de situaciones relacionales; (ii) una actitud o intención frente a esas situaciones; y (iii) un desenlace real.
En su primera acepción, ‘suma cero’ describe la creencia de que cualquier relación –marido y mujer, padres e hijos, empleador y empleado, profesor y alumno, etc.- tiene solo dos desenlaces posibles: o gana la primera persona y pierde la segunda (que abreviamos como GP) o, a la inversa, gana la segunda y pierde la primera (que abreviaremos como PG).
En su segunda acepción, ‘suma cero’ representa la intención de una de las partes de ‘ganarle’ a la otra, logrando un desenlace GP, es decir, de propia satisfacción y de insatisfacción de la otra parte.
Y en su tercera acepción, ‘suma cero’ representa cualquiera de los dos desenlaces, GP o PG, hechos realidad.
El término ‘suma cero’ es una forma matemática de expresar un desenlace GP o PG: bajo este esquema conceptual, lo que gana A (digamos, +10) es lo que pierde B (-10), y la suma de los dos resultados es cero.
Muchos creen que solo existen esos dos posibles desenlaces y, en consecuencia, con mucha frecuencia buscan “ganar”, es decir, imponerse sobre los demás de diversas maneras.
La visión contraria a la sumacérica considera que son cuatro, y no solo dos, los posibles desenlaces: además de los dos ya vistos, un tercero, que ambas partes logren satisfacción o ‘ganen’ (GG), y un cuarto, que ambas partes queden insatisfechas o ‘pierdan’ (PP), opción que ilustra Lebow cuando propone que todos perdimos la Guerra Fría, porque fueron dedicadas a la fabricación y compra de armamentos cantidades astronómicas de recursos que podrían haber sido invertidos, más bien, en la lucha contra el hambre, las enfermedades, la pobreza, el desamparo, la falta de acceso a la educación y a la justicia y otras causas de intenso sufrimiento humano.
Consecuente con la creencia en esos cuatro, y no solo en dos posibles desenlaces, la visión contraria considera que, en muchas situaciones, lo razonable es buscar la satisfacción mutua de un desenlace GG. La excepción se da cuando, en legítima defensa propia o de otros, surge la obligación moral de buscar derrotar al otro, es decir, un desenlace GP.
Son importantes, primero, un honesto examen de nuestras creencias, valores y actitudes para tratar de discernir si están presentes creencias y actitudes ‘suma cero’; y segundo, un análisis de nuestros comportamientos, pues aun cuando en mente y en espíritu rechazamos la visión ‘suma cero’ e intentamos alejarnos de ella, esta retiene una insidiosa capacidad para incidir en cómo actuamos.
Columnista invitado