Todos soñamos con algo. Algunos sueñan con casarse, con ser futbolistas o astronautas. Pero también hay quienes sueñan con dar sonidos a sus pensamientos, manifestar sus emociones y dejar de ser invisibles. “Nosotros soñamos con producir una obra de teatro donde la sociedad se reconcilie con la discapacidad y admire la capacidad”, dice Nancy de Maldonado, presidenta de la Fundación El Triángulo, que desde hace 10 años genera oportunidades para que las personas con discapacidad intelectual se involucren en las artes escénicas. Como cumbre de esa larga cuesta transitada, el 3, 11 y 12 de diciembre mostrarán ‘Sueños’, en el Teatro Nacional Sucre, a las 20:00.
Esta obra teatral nos llevará a vivir una historia mágica, a través de un viaje onírico que tendrá distintas escenas: los caminantes, por ejemplo, recrearán el sueño de quienes no pueden caminar; los cazadores de sombras harán referencia a los no videntes y el ladrón de pensamientos alude a quienes sufren de una incapacidad intelectual.
Bajo la dirección escénica de Marco Bustos, con las coreografías de Luana Chóez, la música de Abdullah Arellano y Leticia Rodríguez, con la producción general de la Fundación El Triángulo y el auspicio de la Vicepresidencia de la República, este proyecto ha asumido el reto histórico de unir a más de 80 personas con discapacidades visuales, físicas, auditivas y mentales.
En esta obra participan 10 personas con otras capacidades especiales que son externas a la Fundación y fueron seleccionadas en un ‘casting’. David Paredes es uno de ellos y su silla de ruedas no es una barrera para actuar. Él tiene parálisis cerebral y sueña con ser un cantante. Como parte del proyecto, los seleccionados serán becados en la Fundación por un año. Pero además de desarrollar sus cualidades artísticas, en las tablas también se fragua la amistad, como destaca Melany Paredes, quien tiene discapacidad mental y ha encontrado allí a sus mejores amigos.
“Esto no lo hacemos de la noche a la mañana. Son cuatro meses de montaje, pero son más de cinco años de trabajo en la Fundación. Deben aprender a trabajar con el otro, respetar el espacio, la solidaridad y el amor”, comenta Marco Bustos, profesor de la Fundación. Con ese mismo respeto y entrega, él dirige los ensayos, ayudado por el resto de profesoras, mientras en silencio, con una disciplina que asombra, decenas de chicos (desde los 3 años), esperan tranquilos, como si fueran profesionales, a que llegue su turno de entrar en la escena.
Detrás de ‘Sueños’ está implícita una incansable búsqueda de justicia. “Siempre hemos hablado de que el discapacitado está limitado por barreras arquitectónicas, pero nunca hemos pensado que necesitan una conciliación del alma y de su propia vida. Esta es una posibilidad de vencer una barrera emocional: que la gente entienda que podemos tener una apreciación del interior de estas personas y sus talentos”, afirma Isabel Muñoz, directora de la Fundación El Triángulo.
Este titánico proyecto no termina con la puesta en escena de la obra. La meta futura es crear una compañía permanente de teatro, que permita la profesionalización de los chicos, para que puedan vivir del arte y mostrar su talento en presentaciones a escala nacional. “El mundo tiene que ver esto y se va a dar cuenta que tenemos una meta, que es triunfar y llegar muy alto”, asegura Andy Maldonado, quien tiene síndrome de Down y, a sus 27 años, no ha dejado de sonreír ni de soñar.