Seis dispensarios públicos de Quito tienen dos inconvenientes: falta de galenos e infraestructura. La inversión de USD 1 002 millones en 2009 surtió un efecto a medias y favoreció especialmente en la dotación de medicinas.
La verde maleza cubre la entrada principal del subcentro de salud Victoria. La estrecha calle de ingreso está llena de tierra y no ha cambiado en 22 años. En 1987, el Estado construyó esta casa de salud para atender a una parte de los habitantes de Guamaní, una parroquia asentada en el extremo sur de Quito. Desde entonces, la única ampliación de la infraestructura ocurrió en 2003. En este Gobierno hubo ofertas para mejorar la consulta externa y los consultorios, pero todo sigue en proyectos.
En seis subcentros del sur capitalino los principales inconvenientes son la falta de médicos y de una mejor área física. Esto, pese a que la propaganda oficial señala que en este Gobierno se han invertido USD 1 700 millones en salud y que se ha trabajado en infraestructura hospitalaria. Solo en 2009 se destinaron USD 1 002 millones frente a los USD 720 millones de 2008 (ver cuadro).
En lo que sí favoreció este incremento es en la dotación de medicinas. Los centros estatales cuentan con fármacos para hipertensión, diabetes, presión alta…
Es martes 1 y a las 09:00, los pacientes que llegan al subcentro Victoria esperan en una pequeña sala. Julia Padilla prefiere acudir en las mañanas, porque Edwin Albán es el único médico que trabaja y atiende solo hasta el mediodía. Padilla, quien permanece con su hijo de tres años enfermo, recuerda que “antes sí había doctores hasta la tarde”. Albán aclara que solo el primero año de Gobierno trabajaron médicos de ocho horas y que luego sus contratos no se renovaron.
En 2007, el Gobierno dispuso que los 1 861 centros y subcentros de salud de todo el país atiendan ocho horas y no cuatro como hasta ese momento. Pero en la Victoria la única que ahora permanece en la tarde es la enfermera. También trabaja la odontóloga Carolina Moya, aunque ella dice que la gente no quiere solo ese servicio. “Las usuarias vienen por todo. Por ejemplo, una mamacita embarazada se acerca para que le vea el doctor y luego yo, pero si el doctor no está en la tarde mejor no viene”.
A las 17:09 del 27 de noviembre, este Diario pidió por escrito para que el Ministerio de Salud explique cómo se han invertido los recursos. Pero la solicitud no fue respondida.
Vía telefónica, la tarde del jueves 3, la directora de Salud de Pichincha, Bernarda Salas negó que se trabaje solo hasta el mediodía, “porque se ha contratado a 700 personas”. “Hemos trabajado, pero es casi imposible ir al ritmo de las necesidades de la gente. Cuando hay una demanda represadas de 25 años no alcanza el tiempo, ni el dinero”.
A tres kilómetros del subcentro Victoria está Matilde Álvarez. En este subcentro también hace falta personal. La mañana del martes 1, la casa de salud no abrió. Un empleado del lugar indica que las doctoras visitan las escuelas y que “la gente ya sabe que no hay atención”. En una pizarra líquida colgada en la pared se informa que tampoco hay odontólogos y que la obstetra comenzará a trabajar el 4 de enero. “Siempre dicen lo mismo. Viene una doctora y se va otra”, señala Martha Alomoto. Ella intentaba ingresar con su hija de 4 años, pero no pudo. “Ahora tengo que irme al (hospital) Baca Ortiz, porque a mi chiquita le duele el estómago y no puede dormir”.
Los problemas en los dispensarios -según el director del Instituto de Salud Pública, Édison Aguilar- retornaron porque “Salud no elaboró un plan sostenido a largo plazo, sino que se emitieron medidas emergentes para resolver un problema puntual”.
La atención inicial de ocho horas en los subcentros se logró con la emergencia decretada por el Gobierno. Con los USD 50 millones destinados inicialmente en esta fase, entre otras cosas, 4 000 profesionales médicos se enrolaron con contratos provisionales. Pero luego de un año no todos los contratos se renovaron y las casas de salud se quedaron sin personal. Hace tres años, la ministra de Salud, Caroline Chang, ofreció la creación de 4 500 plazas fijas. El 12 de marzo de 2007, el presidente Rafael Correa reiteró que eso será prioritario en la emergencia. Esta declaratoria finalizó un año después (2008) y la creación continúa en proceso.
El caso llegó a la Defensoría del Pueblo. El comisionado de Pichincha, Jaime Hernández, pide que los usuarios afectados por falta de atención presenten quejas formales para trasladarlas al Ministerio de Salud. Hace 15 días, la asambleísta oficialista y vicepresidenta de la Comisión de Salud, Pamela Falconí, ya lo hizo. Ante la ministra Chang expuso la falta de personal, la inestabilidad laboral de los médicos y la necesidad de trabajar más en infraestructura.
En el subcentro El Rocío (sur de Quito) la situación no varía. Los pacientes deben madrugar para alcanzar a un cupo. Luego de que el Ministerio de Salud eliminó el cobro en consulta externa, el número de usuarios aumentó en 50% en todas las casas asistenciales. Por ello, El Rocío pidió que se amplíe el pequeño subcentro, pero eso está en proyectos. Nelly Contreras, odontóloga que labora 8 años allí, recuerda que la última ampliación se dio hace cinco años…
La Magdalena, sin infraestructura
Los problemas también se sienten en los subcentros que pertenecen al centro de salud de la Magdalena (sur de Quito). En el dispensario Quito Sur tampoco se renovó el contrato del médico de ocho horas. Para una población de 40 000 habitantes, allí solamente existen dos doctores. El uno es Mauricio Jarrín, cuyo contrato es de cuatro horas y deja de atender al mediodía. Otra profesional labora hasta las 16:00, pero los usuarios dicen que se va al mediodía. Jarrín, quien además cumple las funciones de director, sostiene que eso falso. Pero reconoce que en la semana del 30 de noviembre al 4 de diciembre ella salió con tres días libres.
Esta casa asistencial, levantada hace 26 años, tiene dificultades en infraestructura. “La parte física no es tan adecuada. La jefatura de área ofreció buscar financiamiento y hay que ver”, asegura Jarrín.
Él atiende diariamente hasta 25 pacientes. Pero hay otras personas que no logran un turno y deben volver al siguiente día. Igual ocurre en el subcentro Promoción Familiar. “Unas 10 ó 1 2 personas se quedan sin atenderse al día. Esa gente espera hasta el otro día o se va a otros subcentros. Caso contrario debe acudir a un médico particular”, sostiene la directora Elena Fonseca.
En este dispensario, lo único que ha entregado el Ministerio de Salud es una pequeña caseta para dos tachos que contienen desechos hospitalarios. El cerramiento y la cancha lo consiguieron con el apoyo del Municipio de Quito.
En Promoción Familia tampoco hay médicos de planta de ocho horas. Esto sucede pese a que el dispensario deben atender a una población de 4 000 habitantes. Por ello, Fonseca reconoce que todos los días se limitan turnos, pese que diariamente 60 personas son recibidas en los consultorios.
Presupuesto asignado enero – agosto 2009
Rubro Monto USD
Gastos en personal 488 852 069,69
Bienes y servicios de consumo 158 988 779,59
Otros gastos corrientes 1 247 213,62
Transferencias y donaciones corrientes 6 443 538,60
Previsiones para reasignaciones 18 183 490,60
Gastos en personal para inversión 6 632 748,31
Bienes y servicios para inversión 117 146 677,16
Obras públicas 93 792 636,81
Otros gastos de inversión 136 796,00
Transferencias y donaciones para inversión 26 034 200,35
Bienes de larga duración 114 145 683,44
Pasivo circulante 24 758 380,01
Evolución del presupuesto en Salud
En millones de dólares
Año valor
2006 550
2007 670
2008 720
2009 1 002
2010 1200*
*Proyección de presupuesto
Fuente: Ministerio de Salud