Muchas veces nos preguntamos las razones del resurgimiento del socialismo en América Latina. La región es eminentemente pobre si analizamos las cifras de ingresos per cápita, los montos de los presupuestos estatales son pequeños, el nivel de pobreza, desocupación y educación, modesto. Las condiciones históricas en las que se ha desenvuelto la sociedad son de restricciones para un buen número de ciudadanos, el desarrollo laboral no ha abarcado la tecnificación o incremento substancial de la fuerza laboral. Los números en las remuneraciones son pequeños. Ha existido corrupción dentro del Estado que ha ocasionado cambios sistemáticos de gobiernos por medio de golpes a la institucionalidad. Han existido grupos de poder que han acumulado riqueza mientras la mayoría se debate muchas veces entre el hambre, la delincuencia o la migración forzada. La concentración y fuga de capitales están relacionadas al clamor de las masas por una redistribución de las riquezas. Simplemente el socialismo ha resurgido como esperanza de los históricamente oprimidos por un cambio de forma de las estructuras sociopolíticas económicas que fracasaron por uno u otro motivo en la tarea de gobernar para todos. La pregunta que cabe es si el Estado está en capacidad de generar riqueza o generalizar la pobreza, o es que simplemente ha habido un cambio de nombres de los actores políticos.