Abraham Zoldán Pasternak
Uno de los puntos más sobresalientes del discurso de nuestro Presidente, al asumir el cargo, fue la ardorosa defensa de la soberanía política, económica, social, militar, alimentaria, etc., de nuestro país.
Su decisión no fue solo la de eliminar la Base de Manta, sino también poner fin a todos aquellos convenios, contratos y compromisos que lesionaban la nuestra.
No hay discurso en que Correa no haga alusión a los “vendepatrias” y a todos aquellos actos que significaron pérdida de nuestra soberanía, lo que me hace pensar que su postura es honesta y patriota.
Sin embargo, a raíz de los acontecimientos en Honduras, hemos podido escuchar a un Presidente vehementemente preocupado de condenar a los golpistas hondureños, pero listo a sumarse a su fraterno de Venezuela para ayudar al pueblo de Honduras a recuperar a su Presidente defenestrado.
Cuando se trata de sus colegas del “Socialismo del siglo XXI” no importan la soberanía ni la injerencia. Allí sí son válidas las teorías del intervencionismo y la solidaridad mal entendidas.
Una cosa es opinar o condenar actos antidemocráticos como lo sucedido en Honduras, pero otra cosa es “meter el pico” en algo que solo atañe a las autoridades y al pueblo hondureños.
Sr. presidente Correa: usted y la gran mayoría ecuatorianos somos parte de un pueblo digno y altivo y no requerimos las órdenes ni la asesoría del ‘golpista’ Chávez. Será, acaso, necesario recordarle que hay que mirar la “paja en su propios ojos y no la viga en ojo ajeno”.