A través de un panel, similar a un juego de video, se despliegan las imágenes de las partes internas de un automóvil: el tablero de control, los sistemas de frenos, de aire acondicionado… Incluso hay técnicos virtuales que están vestidos con overol y llevan una libreta.
Su función es revisar que los vehículos no tengan desperfectos y si los hay, corregirlos.
Sus usuarios son los estudiantes de la Universidad Internacional de Quito, pues se trata de simuladores que guían a los alumnos durante su aprendizaje. Todo funciona como un taller mecánico real.
Hay tres autos estacionados en fila y con el capó abierto.
La maquinaria es completa. Al fondo del galpón, en una en una especie de oficina grande, están seis tableros (simuladores). Cada uno conectado a un computador.
En este sitio los alumnos pueden equivocarse y la principal característica de estos aparatos es que tienen una interrelación con los chicos. Aquello se logra a través de una programación informática.
Esta tecnología en la enseñanza de la Ingeniería Automotriz comenzó en el 2000 en la Espe-Latacunga y a finales del año anterior lo introdujo la U. Internacional, de Quito.
La inversión de los dos centros de estudios llega a USD 250 000 y la mecatrónica precisamente es una de las carreras más demandadas en el país, según datos oficiales del 2013.
Mientras los estudiantes aplican sus conocimientos hay un profesor que controla los dispositivos. Además, el simulador está conectado a un computador y allí está la parte teórica. En caso de que el alumno realice una acción incorrecta, la PC no les permitirá seguir a un siguiente paso y podrá revisar la teoría las veces que sean necesarias.
Sebastián Darquea a sus 24 años estudia Ingeniería Automotriz en esta aula, que es similar a un taller “electrónico real”.
Fue uno de los primeros en probar estos equipos en el centro educativo. Desde hace un semestre la universidad cuenta con esta tecnología.
Hasta hace dos semanas él era parte del octavo semestre de esta carrera. Ahora está de vacaciones y en un mes ingresará a noveno. Después de seis meses egresará. Prefiere equivocarse en las aulas, antes de hacerlo al reparar un auto real.
El costo de un error en esas circunstancias sobrepasaría los USD 1 500, según la marca del carro, pues se obstruiría el ‘cerebro’ del vehículo.
[[OBJECT]]Juan Fernando Iñiguez, docente y director administrativo de esta institución, explica que con estos equipos se simulan ‘operaciones reales’ a los autos.
La idea es que los estudiantes se relacionen con las piezas reales. Durante las prácticas, los jóvenes que se forman conectan un vehículo al sistema y se ejecutan las acciones en el tablero de control virtual.
En la carrera de Ingeniería Automotriz de la Espe hay 15 laboratorios para la formación profesional de los jóvenes, a parte de las clases básicas propias de la carrera. Incluso, parte de su trabajo estudiantil es la construcción de diseños de prototipos con los que participan a escala internacional.
Es así, que por dos veces consecutivas (2011-2012) esta institución ha participado en la Fórmula Student en Alemania con un diseño propio de vehículo denominado Fespe.
En la última participación en Alemania concursaron más de 2 000 estudiantes de 20 países.
La competencia consiste en construir un auto de carreras tipo fórmula según ciertas especificaciones proporcionadas por los organizadores y aplicar soluciones de ingeniería de creación propia para optimizar su desempeño.
Según el reglamento de la Fórmula Student, cada vehículo debe ser construido íntegramente por estudiantes, salvo los componentes que no puedan fabricarse por cuenta propia como el motor o la caja de cambios.
Este desarrollo lo consiguieron estudiantes de las facultades de Ingeniería Automotriz, Electrónica, Finanzas, Mecatrónica y Software.
Pero, los desarrollos no se quedan ahí, esta institución cuenta con un laboratorio de prototipo en donde los alumnos, en conjunto con los maestros, poseen un vehículo de tractor agrícola. Allí intervienen diferentes carreras del área mecánica. Además, en el centro hay 12 vehículos, dos de ellos híbridos, para que los estudiantes practiquen en las nuevas tecnologías.