Con la llegada de las primeras lluvias y tras una prolongada sequía de más de tres meses, la temperatura se redujo en algo en el mes de enero de 2016, en la Sierra centro y en el sur del Ecuador. Sin embargo, de acuerdo con los datos de Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) las condiciones atmosféricas siguen siendo anormales en el Ecuador.
Mientras en la región Litoral se registraron fuertes precipitaciones con inundaciones, en la Interandina o Sierra hay déficit de lluvias, explicó Vladimir Arreaga, técnico pronosticador del Inamhi. En Quito, la semana anterior se registraron fuertes lluvias y el fin de semana altas temperaturas.
El cielo nublado en Quito volvió a aparecer, después de jornadas de intenso calor. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
Según él, esta situación atípica se debe a factores como la contaminación ambiental, deforestación y el cambio climático. La capital azuaya, por ejemplo, presntó temperaturas altas y escasas lluvias porque no hubo corrientes importantes de vientos desde la cuenca Amazónica de Brasil.
La circulación del viento regula el cambio climático y de este recurso depende la generación de nubes y de lluvias en las regiones. Según los análisis del Inamhi, el sur del país es el más afectado con este tema.
El 10 de enero del 2016, Cuenca alcanzó los 27,4 grados centígrados y la mínima osciló entre 12 y 14 grados. En la tercera semana de enero había llovido seis días con un acumulado de 44 milímetros por metro cuadrado (un litro de agua por metro cuadrado). Esa cifra se alcanzó porque los días 5, 8 y 13 de enero se registraron aguaceros intensos.
Solo el 13 de enero del 2016 llovió 21 milímetros, casi la mitad del acumulado de este mes. Si se compara con enero del 2015 -que fue más lluvioso– los registros son diferentes. En ese mes de 2015 llovió 129,9 milímetros por metro cuadrado, lo cual representó el 200,5% más de lo esperado que era de 58,1 milímetros, explicó Arreaga.
La sequía y las altas temperaturas de los últimos tres meses afectaron a los cultivos de maíz, papas y hortalizas, principalmente y a los bosques por los incendios forestales. De acuerdo con las cifras de la Secretaría de Gestión de Riesgos, 257 hectáreas de vegetación se han perdido en Azuay y 78,8 en Cañar. El 16 y 17 de enero se consumieron 42 hectáreas de los cantones azuayos de Paute, Cuenca y Sígsig.
En Ambato la situación fue similar. La temperatura promedio en el 2015 fluctuó entre los 14 y 15 grados centígrados. Las más altas alcanzaron los 18 y 20. En las noches se ubicaron en los 4 y 5 grados. Además, se registraron fuertes lluvias entre enero y septiembre.
No así en octubre y diciembre del año pasado que las precipitaciones comenzaron a escasear. Según David Mantilla, administrador de la Red de Meteorología del Consejo Provincial de Tungurahua, entre enero y septiembre hubo poca presencia de sol. Las lluvias fueron frecuentes por el período húmedo.
No así entre octubre y diciembre que la temperatura subió a los 20 grados centígrados. Eso se debió a que el ciclo meteorológico húmedo de la provincia estaba finalizando y llegaba el seco. Cada uno tiene una duración de siete años. En el 2013, una empresa española realizó un estudio del clima de Tungurahua y determinó que la provincia tenía esos dos períodos marcados, dijo Mantilla.
Según él, la presencia de lluvias en este año serán mínimas con una estimación de entre 10 a 15 milímetros, debido a que estamos en una época seca y a la presencia de El Niño. La sequía actual afecta a la agricultura. “La tierra está seca. No ha llovido desde agosto. Los cultivos de arveja, papas y maíz se están afectados”, dijo Jorge Llerena, agricultor de la comunidad El Empalme, cantón Quero, Tungurahua.
Él señaló que desde octubre pasado ha llovido poco. Eso ocasiona inconvenientes con el agua de riego, puesto que bajaron los caudales. En su terreno son pocas las plantas que cargaron, cuando el año anterior cosechó 30 costales de arveja y papas.