Simon Peres falleció el 27 de septiembre a los 93 años. Foto: AFP
Era considerado el último de los “padres fundadores” de Israel. Simon Peres, quien ganó el Nobel de la Paz en 1994 y falleció el 27 de septiembre a los 93 años, merece un lugar especial en la historia del Estado hebreo por una razón: sus esfuerzos por la innovación y la conciliación.
Como ha dicho el vocero de Asuntos Exteriores de China, Geng Shuang, su muerte supone “una pérdida para la paz en Oriente Medio”.
En efecto, fue un visionario de la tecnología como herramienta para construir la paz, por su capacidad para traspasar fronteras y unir equipos y pueblos.
Él fue, sin duda, el claro artífice de la transformación en superpotencia tecnológica de este reciente y pequeño país de Oriente Medio sin recursos naturales y aislado de sus vecinos por un largo conflicto político que amenaza constantemente la integridad de sus fronteras.
De la inicial economía de explotación agraria, en sus orígenes gestionada de forma colectiva y la propiedad común, el kibutz, Israel ha pasado en muy pocas décadas a convertirse en uno de los imperios mundiales del capital riesgo.
Este país, con 8 millones de habitantes, cuenta con el mayor número de patentes per cápita, así como de empresas emergentes por habitante del mundo, con unas 5 000; e invierte en I+D el 4,3 % de su Producto Interno Bruto (PIB), esto le ha llevado a denominarse ‘Start Up Nation’.
Ante la amenaza de un conflicto sempiterno en sus fronteras, las fuerzas de defensa israelitas se fortalecieron y prosperaron instalaciones como el reactor de Dimona, que contribuyeron a la formación de una potente industria de defensa israelita, cuya tecnología se trasladó luego al mundo civil.
Como Presidente, entre el 2007 y el 2014, Peres promovió la ciencia y se volcó a las universidades, garantizándoles recursos suficientes y fondos para la investigación, que han contribuido al desarrollo científico en ámbitos tan relevantes como la neurociencia, robótica o la nanotecnología.
De hecho, Israel es cuna de la primera plataforma popular de mensajería (ICQ), del primer sistema de goteo del mundo en agricultura y posteriormente del ‘firewall’ (cortafuegos) en seguridad informática.
También del “sms” o mensaje escrito en los celulares, el “voice mail” para reconocimiento de voz en Internet o el popular servicio de mensajería Whatsapp.
En el último verano, Peres colocó la primera piedra del llamado Centro Peres de la Paz y la Innovación, en las afueras de Tel Aviv, en Yafa, un bonito enclave junto al mar, donde conviven judíos y árabes.
Dicho centro recibió precisamente el 28 de septiembre una avalancha de correos electrónicos y mensajes de gente de todo el mundo, también de árabes, con palabras de condolencia por la muerte de Peres.
“Era un apasionado de la innovación en cualquier ámbito, cultivo de tomates cherry, sistemas de riego, en todo”, aseguró Yarden Leal, vicedirectora de la entidad.
“La innovación para él no era solo aumentar ingresos y mejorar así la economía, sino crear pensamiento disruptivo, creativo, pensar de forma diferente ante los problemas para resolverlos y ser optimista al pensar que puedes solucionarlos, como hacen las empresas emergentes”.
“Puede haber otra realidad aquí, en esta parte del mundo, siendo innovadores en Israel y llevando la innovación a toda la región. Eso es lo que promovía Peres”, dijo por su parte Sivan Hendel, también vicedirectora del mismo centro.
Una bonita ilusión, pero la política es fundamental para alcanzar la paz, piensan sin embargo otros. Por ejemplo, Yossi Vardi, uno de los mayores emprendedores del país, amigo de Peres, quien aseguró que la innovación ayuda a crear prosperidad y bienestar, pero “solo con tecnología no se resuelven los problemas que tiene que solucionar la política”.
Las declaraciones las hizo en el marco de la DLD, la mayor feria tecnológica en Israel, de la que Peres era asiduo cada año, pero a la que lamentablemente no pudo asistir esta vez.
El funeral será mañana
Por decisión de la Comisión de Símbolos y Protocolo del Gobierno israelí, Peres será enterrado mañana en un funeral de Estado, en la parcela de los ‘Grandes de la Nación’, del Monte Herzl de Jerusalén. Allí, reposará a la izquierda del líder nacionalista Isaac Shamir y a la derecha del primer ministro Isaac Rabin.
Dirigentes mundiales tienen previsto asistir al funeral. Han confirmado su participación en el sepelio el presidente de EE.UU., Barack Obama, además del secretario de Estado, John Kerry, y el exmandatario estadounidense Bill Clinton. Se espera también la asistencia del papa Francisco.