En esta semana los mercados están emitiendo señales que nos demuestran que la situación financiera en Europa y la situación fiscal en los Estados Unidos se están agravando. Los rendimientos de los papeles de Grecia a dos años plazo se ubicaron en 20% causando ondas de preocupación en los mercados.
Por otro lado, la firma calificadora de riesgos Standard & Poor’s tomó la decisión de cambiar de estable a negativa las expectativas sobre la deuda pública de largo plazo de los Estados Unidos ocasionando una momentánea turbulencia en los mercados de valores estabilizándose luego la situación ya que por el momento no se cambió la calificación AAA.
Sin embargo, está acción es una clara señal de que la situación fiscal de los Estados Unidos es insostenible y que para parar el ritmo de crecimiento del monto de la deuda pública se deben tomar medidas de largo plazo para reducir el déficit de las cuentas del Gobierno Federal.
Cosa similar pasó con Inglaterra, pero el nuevo Gobierno tomó medidas inmediatas para corregir de manera gradual el déficit de cuentas públicas volviendo a estable las expectativas de largo plazo.
No es relevante para una calificadora que un país sea desarrollado, emergente o en vías de desarrollo, lo que les importa es la sostenibilidad de la deuda pública en el largo plazo y para lo cual los gobiernos deben disponer de los recursos para honrar sus obligaciones.
El caso de Grecia sometida a un ajuste económico y con una deuda pública mayor que su producción interna, la capacidad de pago para honrar sus deudas es un imposible, de ahí que los inversionistas para asumir mayores riesgos demandan altos intereses.
En el caso de los Estados Unidos no es improbable que los inversionistas demanden un mayor rendimiento en caso de que la situación fiscal continúe deteriorándose incrementando el servicio de la deuda.
En contradicción con lo anterior hay indicadores que señalan que el sector real de la economía de EE.UU. se está recuperando especialmente la construcción creando mayores plazas de trabajo. En consecuencia el desempleo disminuyó en marzo.
El mes pasado el índice de producción industrial creció en Europa.
Los aumentos de los precios de las materias primas han tenido hasta el momento un efecto limitado en el crecimiento económico.
Si estas señales se toman en su conjunto, están advirtiendo a través del mercado, que si no se soluciona el déficit fiscal de los EE.UU., y se pone punto final al problema de la deuda en Europa, la frágil recuperación podría verse en problemas. Es el momento de pasar de una fase de políticas fiscales y monetarias expansivas a otras que tiendan a lograr la estabilidad para consolidar el crecimiento global de largo plazo.