Como todas las noches, dejé parqueado mi carrito en la calle que separa la ciudadela Guayacanes de Sauces VI, en el norte de Guayaquil. Siempre tuve la confianza de dejar mi Suzuki Forsa en ese lugar porque hay un guardia que cuida la zona en las madrugadas.Luego de desayunar, salí de mi casa y caminé hacia el sitio. Cuando llegué encontré el espacio, donde estaba mi vehículo, vacío. En ese momento me sentí desconcertado, porque mi carro era del año 90.
Siempre había pensado que esas cosas solo le pasaba a la gente que tiene carros del año o que al menos estén arreglados con llantas nuevas o modificaciones. Pero ahora sé que ya no importa si es viejito, igual lo roban los ladrones.
Cuando salí del shock vi que el guardia estaba cerca. Lo llamé y le pregunté enojado que dónde estaba mi carro. En ese momento el hombre me dijo que a las 00:00 del día anterior un hombre de mi misma contextura se había acercado al carro y lo había abierto con una llave. Como él no vio forcejeo, no se le acercó.
En ese instante le reclamé. Porque si él se hubiera acercado más, se habría dado cuenta que no era yo quien me llevaba el carro, sino un delincuente.
El guardia se asustó mucho y me dijo que se había confundido porque yo solía salir de viaje en las noches a la playa. No creo que él esté involucrado en el robo de mi auto, hace muchos años que el señor trabaja allí y nunca había estado involucrado en algo malo.
No me quedó más que llamar a mi trabajo y contar lo que me había pasado. Vine a la Fiscalía a poner la denuncia.
Lo que más me preocupaba era que esos malhechores se pongan a asaltar gente usando mi carro. Con tanta delincuencia toca cubrirse la espalda, si un policía los encuentra en mi auto luego pueden vincularme con ellos e ir a parar a la cárcel siendo inocente.
Ahora ya estoy más tranquilo. Aunque notengo esperanzas de recuperar mi carro. Un amigo me dijo que lo más probable es que robaron mi auto para venderlo en piezas.