Si Colombia tuviera que desviar recursos de la lucha contra las drogas para entender la emergencia del invierno, Estados Unidos lo respaldaría sin atenuantes. Eso afirma Gil Kerlikowske, el ‘zar antidrogas’ de Estados Unidos, que este lunes arriba a Bogotá. En entrevista, Kerlikowske da a entender que los recursos para el Plan Colombia seguirán cayendo y explica el por qué del “no” tan rotundo de EE.UU. frente a la legalización de la venta de drogas.
¿Cuál es su impresión del gobierno de Juan Manuel Santos (Colombia)?
Veo un compromiso. Y vamos a hablar sobre la continuación de la relación de ambos países no solo en reducción de la oferta como en prevención y demanda.
Entiendo que viaja a La Macarena para presenciar los programas piloto de erradicación y desarrollo.(En el primer viaje a Colombia), ya nos habíamos metido con el tema de la exportación de coca por los mares y habíamos visitado la costa para ver los sumergibles, el trabajo de la armada y esas cosas. El foco ahora es ver lo que se puede lograr cuando se desarrollan cultivos alternativos y los cambios que eso puede traer.
Las nuevas estadísticas sobre cultivos ilícitos de coca hablan de reducciones importantes, pero llegan justo cuando EE.UU. ha comenzado a reducir de manera drástica el apoyo que le da a Colombia. ¿No le preocupa que se desande lo andado si se sigue por este sendero?
No, y por varias razones. Una es la sofisticación que ya tiene el programa de erradicación. También porque la intención de las sociedades con EE.UU. es que los países puedan asumir y continuar por sí solos. Esto no es algo (la reducción de producción) que le sirve solo a EE.UU. sino a la región y al mundo, pues lo que estamos viendo es que hay muchos países que están teniendo problemas por el consumo. Esto es un problema de consumo mundial y no solo uno de EE.UU.
Pero en Colombia hay preocupación. No solo asumen el costo de la lucha sino que ahora, con el desastre invernal, habrá que transferir recursos. ¿Temen que los cultivos vuelvan a crecer?
Cuando se tienen este tipo de recursos que se usan para erradicación, como el Ejército y sus capacidades, que también se pueden usar para salvar vidas y reconstruir, estamos de acuerdo en que el enfoque debe estar en salvar vidas y el proceso de reconstrucción. Y en ese sentido, EE.UU. ha contribuido con algunos fondos, y con expertos. Si se tienen que desviar los recursos de la erradicación para hacer estas cosas que menciona, EE.UU. apoyaría lo que es más importante para Colombia y su bienestar.
Colombia se ha convertido en un país consumidor, un caso en el que ustedes tienen mucha experiencia. ¿Están listos para ayudar?
Acá en EE.UU. les estamos dando mucha prioridad a la prevención y el tratamiento. Esa es la política de esta administración. Los traficantes, con tal de hacer dinero, no les importa a quién vuelvan adictos. Muchas naciones, entre ellas EE.UU., se han convertido en productoras, traficantes y consumidoras de drogas. Y estamos listos para ayudar. Estamos listos para exportar conocimientos e ideas en cuanto a tratamiento y prevención y a ningún costo.
La producción de coca siguió cayendo el 2009 al igual que las estadísticas sobre consumo en su país. ¿Qué le dicen estos números?
Me hablan del éxito continuo en Colombia y eso tiene mucho que ver con el compromiso. Siempre hay temor de que se reemplace en otros países y hasta cierto punto esto es cierto. Pero una cosa también es cierta y se lo digo desde mi propia experiencia (como policía), y es que cuando se desmantela una operación de drogas nunca se remplaza a la par en otras partes. Colombia es un modelo para otros países.
También es cierto que 20 años después de esta guerra, la Región Andina sigue produciendo suficiente coca como para abastecer el mercado mundial. ¿No es hora ya de ensayar algo diferente?
No se puede tener una sola estrategia. Por eso la nuestra es amplia, incluye erradicación, sociedades con otros países, aparato policial y prevención del consumo. Acá en EE.UU. hemos visto, desde el 2007, reducciones significativas en los niveles de consumo de coca. Y eso habla claro sobre los efectos de la erradicación, pero también de la prevención.
Pero también podría ser que es una reducción pasajera, como ha pasado antes, o que hay otras drogas que han entrado al mercado y que le compiten a la coca.
No creo que esto sea pasajero. Los números son muy claros, son grandes reducciones y sostenidas desde el 2007. Y creo que va a seguir en esa dirección.
¿Pero por qué no hablar de legalización como una alternativa?, ¿el ‘no’ tan rotundo?
Obama se opone a la legalización. Esto se ha estudiado por muchos años y nadie ha producido un sistema de legalización que puede ser exitoso a cualquier nivel. Cuando más se debatió esto fue durante el referendo de California el año pasado (para legalizar la marihuana), pero un estudio muy riguroso de la Rand Corporation rápidamente tumbó la idea de que esto reduciría la violencia en México. Ya tenemos suficientes problemas con el tabaco y el alcohol. Como dijo un periódico recientemente, por qué queremos tener otra sustancia alteradora de la realidad disponible y en el estante.
Pero hay experiencias que parecen exitosas; Portugal.
Ningún país ha legalizado. Portugal descriminalizó el porte de pequeñas cantidades, pero los infractores deben ir ante un panel que decide si la persona debe ir a tratamiento. México hizo algo similar. Si se miran los cambios en Holanda, el país que más se menciona cuando se piensa en libertades frente a las drogas, la coalición del Gobierno ha decidido cerrar cientos de cafés que venden marihuana por los problemas que están causando. No creo que la legalización sea algo que le convenga a alguien.
Estados Unidos critica mucho a Venezuela por su falta de cooperación en la lucha contra las drogas. ¿Ve cambios en esa dinámica?
Las cosas siguen complicadas. Pero mejor que sea el Departamento de Estado el que responda.
¿Pero cuál es el riesgo que ven? ¿Que se convierta en una narcodemocracia?
No es inapropiado decir que, independientemente del país que se hable, los narcotraficantes se suelen mover en directa relación con la cantidad de recursos que se dediquen para combatirlos.
Pese a toda la atención y presupuesto que recibe México la situación no parece estar mejorando.
He viajado cuatro veces a México y siete veces a la frontera. Le diría que en los últimos seis meses he visto grandes progresos. Arresto de importantes narcos y desmantelamiento de sus operaciones. No se le da tanta atención en los medios a los éxitos y se eclipsan por las tragedias que siguen pasando. Si se miran las cosas desde la perspectiva del gobierno de Felipe Calderón, no solo atacando a los carteles sino reformando el sistema de justicia, el entrenamiento, etc., se ve una enorme cantidad de cambios. Se está haciendo mucho trabajo para frenar el flujo de dinero y los activos de los narcos, al igual que el flujo de armas. Esa cooperación entre ambos países dará resultado y los éxitos seguirán llegando.
¿Les preocupa que la violencia de México migre a las calles de EE.UU.?
No estoy muy preocupado por eso. Hay incidentes, pero si miramos a la historia siempre han existido incidentes en la frontera, violencia asociada con México. No veo una sobreconcentración ni signos de que la violencia se va a expandir. Se sabe que hay presencia de los carteles en más de 200 ciudades de EE.UU., pero no hemos visto ni experimentado la horrible violencia que se ve en Juárez o Monterrey.