María Gracia Lozada escogía manzanas en el mostrador de un supermercado. La mujer, de 33 años, dejó el carrito de compras a su costado izquierdo, mientras buscaba frutas frescas.A los pocos minutos se percató de que su cartera ya no estaba en la parte superior de la carreola. “No fueron ni dos minutos y mi bolso había desaparecido”, cuenta.
En los supermercados se han identificado varias modalidades para robar al cliente. Por ejemplo, llevarse las pertenencias de los carros, sustraerse la mercadería cuando se aborda el taxi y aprovechar el descuido en las perchas.
El 28 de noviembre, Lozada, quien es madre de dos niñas, salió de compras a las 15:00. “Siempre he dejado mi cartera en la parte superior del carro de compras y nunca ha pasado nada”, cuenta la mujer, quien en esa ocasión perdió USD 300. En la bolsa estaban dos tarjetas de crédito, un celular y sus documentos de identidad.
Tras el robo no presentó denuncia alguna, porque dice que se trata simplemente de un trámite burocrático, que no da resultados para recuperar lo perdido.
Cuando los desconocidos se aprovechan de los clientes en las perchas suelen distraer a la víctima para rasgarle o llevarse las pertenencias. En la Fiscalía no hay un dato exacto de los robos en estos sitios de expendio de víveres. Pero datos de la Fiscalía señalan que en diciembre del 2009 se denunciaron 241 robos a personas en Quito. En lo que va de diciembre de este año la cifra llega a 74. En noviembre fueron 373.
Según la Policía Judicial, de enero a octubre del 2010 se presentaron 12 745 robos a personas. Las provincias más afectadas son Pichincha, Guayas, Manabí, Santo Domingo, etc.
Miriam Sandoval, de 40 años, fue víctima de un robo fuera deun centro comercial en el sur de Quito, el pasado 7 de noviembre.
La mujer salió de compras a las 18:00. Llevaba tres fundas de víveres. “Eran las compras para la quincena, como fui sola esperé un taxi para que me llevara a casa”.
El conductor de un Chevrolet Aveo verde con un letrero de taxi se ofreció a llevarla. El taxista abrió la cajuela del auto para que Sandoval acomodara las fundas con compras, pero cuando ella quiso abordar el auto las puertas estaban con seguro. “El taxista aceleró y se llevó mis víveres”.
La vecina de Solanda no tuvo tiempo de anotar las placas del vehículo. “Yo gritaba para que alguien me ayudara. Algunos vehículos le pitaban, pero no pude hacer nada”.
Esa tarde Sandoval gastó USD 110 en la compra de víveres, entre arroz, azúcar, fideos, aceite y productos de limpieza.
Para evitar robos durante las compras, la Policía recomienda no salir solos o con niños. Además, no retirar grandes sumas de dinero, porque en los tumultos el riesgo de robos aumenta.
Los especialistas piden que si en las plazas comerciales siente que alguien le sigue reporte el caso de inmediato a los guardias; evite encuestas en la que se solicite información personal.
Si adquiere productos grandes como equipos de sonido, computadoras o televisiones, no se arriesgue a tomar vehículos en la calle. Pida el servicio de entrega a domicilio que se ofrece en los almacenes de electrodomésticos.
En esta época también es usual acudir a restaurantes y discotecas. Para evitar hechos delictivos en estos espacios seleccione un lugar que tenga seguridades. Selecciones una mesa que esté junto a una salida de emergencia e idealmente desde donde pueda observar la puerta de entrada. No exhiba joyas ni aparatos electrónicos.
Nunca deje sus pertenencias en sillas próximas al paso de personas y al acudir al baño siempre lleve su bolso. Al efectuar el pago del consumo no muestre en público el dinero que tiene. Esto puede alertar a los desconocidos.
QUITO
‘Me asaltaron dos personas’
Subí a un taxi amarillo, a la altura de la bomba de Guamaní, con placas y todo en regla como manda la ley. Le pedí que me llevara a Guamaní Alto pero siguió más hacia el sur, a Cutuglagua.
El vehículo se detuvo cerca de la gasolinera de La Florencia, adelante paró otro taxista, de igual manera, en un automóvil con todas las placas y números bien marcados. Me obligaron a bajar, me botaron al piso, me golpearon y me dejaron sin sentido. Entre los dos me asaltaron.
Sucedió como a las 22:00. Se llevaron toda la platita que tenía en el bolsillo, más o menos USD 500. Eran cómplices, estos taxistas andan delinquiendo y así dicen ser legales.
Pido mano dura con la delincuencia, yo estoy seguro que si eliminan a los jueces esta corrupción se acabaría. Las autoridades cogen al delincuente y por dinero lo sueltan al otro día, por eso no presenté la denuncia.
Fue traumático, porque uno ya no tiene confianza al subirse a un taxi. Es terrible lo que nos está pasando, ya no se puede creer en nadie.
Ahora mismo estoy con otro problema. Presté dinero a un amigo y no me quiere pagar. Son USD 1 000. Presenté una denuncia, pero ni se han movido del escritorio. Quiero que se haga justicia, quiero que me ayuden a cobrar esa plata, pero ya estoy perdiendo las esperanzas.
Cuando vengo acá (juzgados) solo me dicen vuelva mañana, vuelva pasado, vuelva la próxima semana. Otra excusa es que los funcionarios no están aquí, que se han ido a otras audiencias, que están de vacaciones, que están enfermos.
Ponen toda clase de reparos, pero nunca piensan en los usuarios, en nosotros, que somos los que padecemos todos los días.
La propuesta
Miguel Pérez
Coordinador del albergue para niños de la calle Mi Caleta
‘El padre debe capacitarse’
Por más policías que pongamos no va a funcionar. Hay un problema básico, que debe ser atendido por el Estado: erradicar la pobreza. ¿Cómo? Empleo.
Las familias de niños que encontramos en situación de calle son pobres, sin trabajo ni estudios, esto las hace vulnerables. La violencia intrafamiliar es una de las razones por la cual los niños se sienten inseguros y salen de sus casas. En la calle se les presentan situaciones a las que ellos no saben cómo responder.
Ánimo a todas las madres y padres de familia a que se capaciten. Uno no nace sabiéndolo todo y hay escuelas para padres, cursos y talleres en los que pueden recibir ayuda gratuita.
La ciudadanía tiene que responsabilizarse cuando vean a niños en una situación de calle y llamar a las instituciones adecuadas para que puedan ayudarlos. No hay que dar dinero, el niño puede estar siendo utilizado por un adulto o usarlo para comprar drogas.