El casquillo de bala quedó sobre un cuadro de la Virgen de El Cisne. La gente lo halló ayer. Otro proyectil impactó en un vidrio y dejó orificios. Son restos del ataque armado a un blindado que la tarde del lunes dejó dos muertos y cinco heridos en el centro de Loja.
Mientras la gente retiraba el casquillo, otro vehículo que trasladaba valores llegó a un banco. Un celador armado resguardaba el auto.
El carro se parqueó cuatro minutos y se fue. Estas operaciones en horas pico continúan, pese a que hace un año hubo una disposición para que no lo hicieran.
Los retiros se realizan sin resguardo policial. En el Comando de Loja, el oficial de mayor rango, Galo Cobos, señalaba que esas empresas “tienen la obligación” de coordinar con los agentes.
Recién ayer, Cobos dijo que “exigirá” a las empresas a coordinar los recorridos que hagan.
Un informe oficial señala que entre enero y junio de este año, los uniformados han recibido 5 449 pedidos de resguardos.
El tiroteo conmocionó a la ciudad. Y en medio de ese panorama, el cadáver del guardia fallecido fue llevado ayer a Guayaquil.
Otro cuerpo seguía en la morgue. Nadie lo reclamó. Hasta la tarde se decía que el fallecido era uno de los sospechosos.
Antes del mediodía, en la Gobernación se conoció que grupos especiales de Cuenca, Machala y Quito reforzarán el lugar.
Los jueces emitieron ayer prisión preventiva en contra de Arturo S., de 18 años, y Dany V., de 22. Ellos serán investigados por supuesto robo agravado y por la muerte del guardia de seguridad.
Los agentes dijeron que los sospechosos no se llevaron el dinero.
Alexandra V. fue quien encontró el casquillo sobre el cuadro de la Virgen. Un militar y un policía custodiaron la evidencia hasta que llegara Criminalística.
[[OBJECT]]
La mujer recordó que en el momento de la balacera, ella y su compañera se escondieron en el fondo del almacén donde trabajan. Con ellas estuvo una cliente. Una bala rozó su mano derecha.
En los archivos de la Policía Judicial no aparecen datos de asaltos a blindados, pero sí a instituciones financieras. Esas cifras revelan que mientras de enero a marzo del 2011 hubo 13 denuncias, en el mismo período de este año la cifra se disparó a 26.
Uno de los hechos que alarmó fue el asalto a los guardias que trasladaban dinero en el Quicentro Sur de Quito. Ocurrió el mes pasado y los sospechosos, armados con Mini Uzi, asesinaron a Tito Morocho. Hace un año también fueron asaltados los celadores que sacaban dinero del Centro Comercial El Recreo. Allí mataron a un guardia privado.
En Loja, el ambiente era de intranquilidad. Aunque en la oficina de la entidad atacada se atendió con aparente normalidad, los usuarios llegaron temerosos.
Todos comentaban del asalto. La gente entraba a uno de los negocios afectados y lo hacían solo por ver los impactos de bala.
Una mujer miraba con asombro los nueve orificios de la vitrina y ventana. Las balas también perforaron los estands de madera.
Los hechos violentos hicieron que el ministro de Defensa, Miguel Carvajal, anuncie el reforzamiento de las operaciones militares y policiales. El control de armas lo realizan los soldados desde el 28 de abril del 2011, cuando el Ejecutivo (Decreto 749) derogó el Acuerdo Interministerial 001 suscrito por los ministerios del Interior y de Defensa y devolvió esa competencia a las FF.AA.
¿Los operativos no surten efecto? En un informe del 12 de junio, el Comando Conjunto de FF.AA. señaló que entre el 4 y el 10 de ese mes, 1 230 soldados decomisaron 25 armas de fuego y detuvieron a 17 personas en el país.
A esto se suma que en asaltos como el de Loja, los desconocidos usaron armas de fuego. Ayer, la gente incluso hacía fotografías de los orificios.