El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, calificó al tráfico de armas como “una de las manifestaciones principales del crimen organizado en la región”. Esa sentencia lo hizo en Washington en el inicio de una reunión de la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego (Cifta).
El tráfico ilícito de armas se traduce en que cada año al menos 740 000 personas mueren en el mundo en hechos en los que está involucrada un arma de fuego. Estas, en su mayoría, provienen del mercado ilegal.
Los datos fueron revelados por Claude Heller, representante permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al participar a finales de marzo pasado en una sesión del Consejo de Seguridad sobre los impactos de este delito. Se calcula que 90% del arsenal que adquiere la delincuencia organizada de México, proviene de Estados Unidos.
Insulza dijo que “tenemos que enfocar nuestros esfuerzos en reformas legislativas y en medidas concretas para prevenir y controlar el tráfico de armas, incluyendo una mayor cooperación a nivel nacional, regional e internacional”.
En la reunión de expertos en tráfico de armas, los Estados signatarios del Cifta intercambian experiencias sobre el manejo y destrucción de arsenales, así como sobre el marcaje de armas de fuego, medidas previstas por el acuerdo.
Entre tanto, el Secretario General comprometió el apoyo de la OEA a los países miembros para la “implementación efectiva de la Cifta como herramienta crítica en la lucha contra el crimen”.