Los 12 religiosos de la congregación Heraldos del Evangelio iban y venían. Algunos conversaban con fieles que llegaron a respaldarlos; otros trataban de continuar con sus actividades pastorales.
Así, en un ambiente de tensión, se encontraba ayer a media mañana la casa del Vicariato de Sucumbíos, una especie de complejo asentado junto al río Aguarico y a 3 kilómetros de Nueva Loja.
El rumor de que un grupo de miembros de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos (Isamis) intentaría tomarse el lugar hizo que la Gobernación dispusiera un resguardo policial. 60 uniformados, incluidos cinco miembros del Grupo de Operaciones Especiales (GOE), fueron desplegados para custodiar las puertas principales y los corredores del lugar.
También grupos seglares como los Carismáticos y Juan XXIII se sumaron al apoyo a los Heraldos.
Por disposición del Vaticano, esta congregación se hizo cargo -el 30 de octubre- del Vicariato de Sucumbíos, en reemplazo de la Orden de los Carmelitas Descalzos, que habían permanecido en la zona desde hace 40 años y formó Isamis, con sacerdotes, ministerios, pastorales y laicos.
Desde enero, estos últimos piden la salida de los Heraldos porque, según Bolívar Freire, coordinador de Isamis, “no hay respeto al trabajo que se hace cada año. Incluso hay el temor de que no se continúe con la labor social que hacían los Carmelitas”.
El dirigente descartó que intenten tomarse la casa de Vicariato. “Somos respetuosos en ese sentido y no queremos desalojar a los religiosos Heraldos. Para precautelar la seguridad de ellos, vamos a evitar la confrontación”.
El comandante de Policía de Sucumbíos, coronel Ignacio Benítez, reconoció ayer que existe el riesgo de que ocurran confrontaciones entre los fieles de las dos partes. Si bien la mayoría de habitantes, al igual las instituciones públicas y privadas, continúa con sus labores, en las inmediaciones de la Catedral se nota división.
Al mediodía de ayer, en la entrada a la Casa Parroquial hubo un conato de incidentes entre seguidores de Isamis que pegaban carteles de protesta y otro grupo de fieles a favor de los Heraldos. La Policía actuó. Hubo un cruce de frases acusadoras de lado y lado.
Benítez dijo que ante este conflicto la tarea de la Policía ha sido apaciguar los ánimos de las partes. Galo Proaño, habitante de Sucumbíos, reclamó: “No es posible que se descuide la seguridad de la ciudad solo por dar vigilancia a los sitios en litigio”.
El jefe policial reconoció que se ha priorizado el resguardo de las instalaciones de Radio Sucumbíos, Gobernación, casa del Vicariato y Salón Parroquial. Incluso, Inteligencia trata de advertir algún choque. Aunque aseguró que en las próximas horas llegarán refuerzos de otras provincias.
Desde la tarde del miércoles se mantiene un resguardo a un grupo de seguidores de los Carmelitas, que ya cumplió 133 días de vigilia. Ellos improvisaron un altar con una imagen de la Virgen de El Cisne a la entrada de la Catedral, que está a medio construir.
Allí, unas 30 personas rezaban y cantaban, y -según Bolívar Freire- cada día acuden delegaciones de diferentes comunidades y organizaciones de Isamis.
Entre los bienes del Vicariato se encuentra Radio Sucumbíos. Desde marzo, la emisora ha permanecido bajo una toma simbólica de fieles de Isamis, que se resisten a que la estación pase a manos de los Heraldos. El lunes, 17 empleados fueron notificados con el visto bueno por los administradores, los Heraldos. Ese día, policías y religiosos ingresaron a las instalaciones y hubo incidentes.
Pero los seguidores de Isamis siguen en la emisora. Ayer transmitían mensajes de reivindicación de la labor social de Isamis. A media mañana, el locutor advirtió que había el riesgo de que la radio se quedara sin energía eléctrica. Esto porque se adeudaban USD 532 de tres planillas de consumo. Alcívar Bravo, director de la estación, dijo que era porque las cuentas estaban congeladas. Enseguida se inició una colecta y hasta el mediodía ya se habían ofrecido más de USD 600.
Rafael Ibarguren, administrador apostólico del Vicariato y principal representante de los Heraldos en Sucumbíos, dijo ayer que “se asumió esa decisión por el déficit que afronta la radio y no era posible llegar a ningún acuerdo porque ellos (los empleados) están en una actitud cerrada”.
Aproximadamente a las 19:00, los 12 religiosos de los Heraldos viajaron por tierra a Quito. Según un oficial de Policía, miembros y patrulleros del GOE los acompañaban, en resguardo, hasta el sector El Reventador, a dos horas y media de Lago Agrio.
Seguidores de los Heraldos comentaron que el grupo iba con intención de reunirse con la Conferencia Episcopal en Quito. A este diálogo también asistirá, agregaron, una delegación de los Carmelitas Descalzos.
Hasta pasadas las 21:30, en las calles de Nueva Loja, decenas de personas a pie y en vehículos
apoyaban a los religiosos.
En Nueva Loja
La sociedad de los Heraldos puso una denuncia en la Fiscalía de Sucumbíos en contra de miembros de Isamis que encabezan la protesta en Radio Sucumbíos, por presunto terrorismo organizado.
La gobernadora de Sucumbíos, Nancy Morocho, ha buscado mediar en el conflicto. Dispuso la custodia de la Casa del Vicariato y de Radio Sucumbíos. En rueda de prensa dijo que “la Iglesia es responsable de este problema y es la que tiene que encontrar una solución”.
Tanto los Heraldos del Evangelio como los laicos de Isamis (formados por los Carmelitas Descalzos) dan misas campales. Las misas diarias de los Heraldos en la casa de la Catedral se suspendieron, por la toma de los seguidores de Isamis.
De los Heraldos
Nombre: Rafael Ibarguren
Misión: Administrador apostólico Heraldos del E.
Rafael Ibarguren, argentino de 59 años y de los Heraldos del Evangelio, reemplazó a Gonzalo López en el Vicariato de Sucumbíos. El 30 de octubre, el Vaticano dispuso que asumiera la representación de esa Iglesia. El Gobierno rechazó su nombramiento. Mas el modus vivendi contempla que el Ejecutivo solo puede pronunciarse sobre los obispos. Ibarguren tiene un grado menor en la jerarquía católica: administrador apostólico.