El ex oficial Manuel Silva dice que el promedio de asesinatos y homicidios a sueldo en el país es proporcional al registrado en México.
¿Considera que el sicariato, al no ser incluido con ese nombre en el Código Penal, impide el correcto desarrollo de las investigaciones de asesinatos y homicidios? Lo que pasa es que al ser un asesinato es un delito contra la vida. Primero se debería conocer el contexto general de una investigación. De los casos que se han dado últimamente no se deter-mina lo que ocurrió. Esta actividad no es nueva en el país. Ya se ha dado en años anteriores.
¿Cuáles?
En lo político hubo el de Abdón Calderón Muñoz. Ese fue un caso de sicariato, porque se contrató a dos personas para que atenten en contra de la vida de esta persona. En 1989, Jorge Reyes Torres fue el autor del asesinato del doctor Iván Martínez Vela (presidente de la Corte de Pichincha). Se estableció que fue sicariato porque contrató a dos personas de Colombia, enviadas por Pablo Escobar, quien era su amigo.
¿Cuál es la realidad del país frente al sicariato?
Hay casos en Sucumbíos, Santo Domingo de los Tsáchilas o Manta que han quedado casi en la impunidad. Si usted ve, no hay una investigación. Se ha llegado a determinar que es sicariato, porque aparecen con tres tiros en la cabeza muy certeros. Pero todo queda hasta ahí y no podemos entender las causas. A lo mejor, estamos yendo al escenario de México.
Pero la cantidad de crímenes en México es superior a la de Ecuador
Allá hay una mayor población. México tiene como 70 millones de habitantes, mientras que acá tenemos cerca de 13 millones. Entonces, si nos ponemos a hacer una comparación, vemos que la situación es proporcional.
En un momento determinado, ¿el país puede asimilarse a México en el tema del sicariato?
El sistema en que opera el narcotráfico ha cambiado. Lo que está pasando en México y lo que, de alguna forma, sucede aquí es que los grupos están utilizando a pandilleros y a menores de edad. Ellos son más vulnerables para caer en este tipo de problemas.
¿El sicariato solo se vincula al tráfico de drogas? ¿Hay otras formas de operación?
Sí, hay otros modos. Nace con el tráfico porque en las estructuras criminales del narcotráfico se manejan varios frentes.
¿Cuáles son esos frentes?
Hablemos de un primero que es el de producción de la droga, el segundo es el transporte. Luego vienen los de distribución, lavado de activos y seguridad.
¿En cuál de estos opera el sicariato con más impacto?
En el último (seguridad) está el sicariato. ¿Qué hacen ellos? Si es que, por ejemplo, hubo un robo de droga o se cayó una mercancía, tratan de cobrarle y, si no lo logran, le dicen: hasta aquí no más.
¿Cómo difieren los casos que se han dado en Lago Agrio con los de otras ciudades del Ecuador?
Nueva Loja es una ciudad colindante con el departamento colombiano de Putumayo. El problema es que se van creando los círculos de seguridad. Las FARC crean redes de apoyo logístico, que se determinan en el tráfico de armas, clínicas clandestinas, lugares donde se proveen de alimentos y medicinas. Pero hay otras redes que son más preocupantes: las de prostitución.
¿Esa red puede relacionarse con un caso en particular?
Tomemos el caso del asesinato de la intendenta de Sucumbíos. La mataron porque intentó controlar a estas redes de prostitución. Entonces, apareció un tipo que contrató a cuatro personas y mandó a asesinarla.
¿Cómo analiza la situación del sicariato en Quito?
Las zonas más vulnerables son los barrios más apartados de la capital. Pero también se han dado crímenes en lugares céntricos o en asaltos de cosas de valor. Los desconocidos tratan de imponer el temor. Lo que buscan ahora es hacer daño para que las personas que han sido víctimas sientan una acción psicológica de miedo.