Los sospechosos fingieron ser clientes. Eran dos y a las 19:40 del jueves entraron al local de pizzas (norte de Quito). Uno de ellos apuntó con un arma de fuego a los comensales y el otro se dirigió hasta la caja.
El local estaba casi lleno y ayer aún nervioso un testigo contó que uno de los hombres ordenó a los clientes que se lanzaran al piso.
“Nos gritaban que no nos moviéramos y que colaboráramos para que nadie saliera herido”, relató Carlos M. (nombre protegido). A esa hora, en los exteriores del negocio todavía había movimiento de personas y automóviles.
“Los insultos eran constantes”, contó Carlos. “Nos trataron muy mal y con palabras soeces. Se escuchaba el llanto de los niños, de las mujeres, la tensión se sentía en el ambiente. Creo que es la sensación de que si te mueves o dices algo puedes morir”.
Este no es el primer asalto a un local comercial concurrido en Quito. El pasado 7 de abril, tres armados asaltaron un delicatessen del norte de Quito. “El robo duró unos 50 segundos, pero fue suficiente para atemorizarnos. Llegaron de imprevisto y nos asustaron con sus armas”, contó en ese entonces un testigo.
Datos de la Dirección Nacional de Policía Judicial (PJ) revelan que en el año pasado en el país fueron asaltados 4 873 locales comerciales, es decir, 118 más que los registrados en el 2009. Según estas cifras, en el 2009 en Pichincha 1 348 locales sufrieron robos y en el 2010 fueron 2 036 .
Carlos M. ingresó al local de pizzas unos 10 minutos antes del asalto. Lo hizo con su pequeña hija y ayer recordó que el atraco no duró más de 5 minutos. “Los desconocidos recorrieron el lugar, mesa por mesa y se llevaron los objetos de valor”.
A él no le quitaron nada, pero desde el piso vio que los sospechosos se sustrajeron unos siete celulares. “Tenían unas enormes armas de fuego, no se los podía ver bien, pero alcancé a mirar la pistola con la que nos apuntaba. En el otro extremo estaba otra persona”. Se dice que se trataba de una mujer.
Tras el ataque y aún temerosos, los empleados cerraron las puertas y ayer los administradores presentaron la denuncia en la Fiscalía. Datos de este organismo señalan que de todos los casos que ingresan por atentado contra el patrimonio ciudadano, un 40% es por asalto/robo a locales.
¿Cómo operan estos grupos delictivos? En la Fiscalía se explica que primero verifican y hacen un seguimiento previo de las seguridades que existen en el lugar, si hay guardias, si están cerca de unidades policiales o no, si el empleado está solo, etc. Agentes encubiertos investigan si los sospechosos que actuaron en anteriores robos a locales tienen nexos con otras organizaciones que operan en Quito, otros cantones y más provincias.
De hecho, a finales de marzo la Policía detuvo a cinco personas por ser presuntos autores del robo a un local de computadoras. Y a uno de ellos se lo vinculó como sospechoso de haber actuado en otros dos asaltos: a una entidad financiera y al delicatessen del norte.
Para Silvio Dávila, jefe de la Brigada de Análisis de Inteligencia de la Policía Judicial, el atraco a la pizzería es similar a otros ocurridos anteriormente. “Siempre se dan esos hechos a esa hora y generalmente del mismo modo. Es posible que sean las mismas personas que han realizado los asaltos las veces anteriores”.
Un agente de la Unidad de Delitos contra la Propiedad de la PJ revela que al menos seis organizaciones se dedican a este atraco.
Los policías que llegaron al local de las pizzas señalaron que en dos años este negocio ha sido atacado tres veces. “Hemos dado recomendaciones a la Gerencia y a la Administración para que inviertan en vigilancia privada e instalen un botón de pánico”, sostiene uno de los agentes.
Pero en el local se indicó que este es el primer robo. Además, se dijo que allí sí hay cámaras de vigilancia y que “no se puede tener gente armada dentro del lugar”.
Otra persona que estuvo en la pizzería contó que en el momento del robo los desconocidos fueron directamente al lugar donde estaba la caja. “No se demoraron nada. Hay un muro que tapa la caja y uno de ellos se dirigió directamente a ella”.
Esa noche hubo temor entre los clientes. Los empleados permanecieron en silencio. Un testigo contó que los asaltantes huyeron en un auto amarillo, que los esperaba con el motor encendido.
Otro dijo que cuando salieron del lugar apuntaron a la gente que pasaba por allí y los veían. “Me dio mucho miedo, porque creí que me iban a disparar”.
Por el temor, otros negocios decidieron cerrar sus puertas de inmediato. Una mujer contó que en ese mismo sector hace más de seis meses asaltaron a sus familiares con armas de fuego. “Es un lugar muy inseguro y no se puede transitar libremente”.
Hasta ayer no había pistas de los posibles sospechosos, pero el caso comenzó a investigarse.
Punto de vista
Daniel Pontón / Observatorio de Seguridad
‘Cada vez atacan con más fuerza’
Son robos que ocurren frecuentemente y las autoridades tienen que tomar las medidas necesarias para desarticular a este tipo de gente que crea estas situaciones. Creo que lo peor que puede hacer la ciudadanía es quedarse callada frente a estos hechos, pues así estas personas pueden sacar ventaja.
Las formas de robo, asalto y los modos operandi mutan, es decir, cambian. No siempre son los mismos por la vulnerabilidad.
Lo que se debe destacar aquí es que al parecer la gente se están acostumbrando a este tipo de hechos, cuando no debería ser así. Cada vez, estas personas atacan con mayor fuerza. De parte de la Policía se esperan más acciones para desarmar este tipo de grupos. Ahora, todo lo que pueden hacer los ciudadanos, los dueños de locales es tomar más y mejores medidas de prevención, para que de alguna manera se evite que ocurra.