Fuimos víctimas de la inseguridad la noche del lunes. Nos robaron el vehículo de la familia y casi matan a mi yerno. Esa tarde salió como siempre a sus clases porque estudia en horario nocturno y se llevó el auto que usamos en casa.
[[OBJECT]]Pasaron las horas en las que tenía que llegar a casa y no aparecía. Mi hija, que es su esposa, le llamaba al celular, pero tampoco contestaba. Nos preocupamos.
Esperaríamos un lapso de tiempo hasta que él se comunique sino acudiríamos a la Policía, pero él nos llamó casi a la medianoche. Nos dijo que le habían asaltado y que estaba por el sector de Caupicho, en el nororiente de Quito.
Fuimos a recogerlo y nos contó que cuando salía de clases, a las 21:00, subía por la calle Edmundo Carvajal para ir a la casa. Fue cuando en la curva para salir a la avenida Mariscal Sucre una camioneta negra marca Chevrolet se cruzó y le bloqueó el paso.
De ahí se bajaron cuatro personas dos hombres y dos mujeres con acento costeño quienes rodearon el vehículo y lo amenazaron con un arma para que se bajara del carro.
Mi yerno pensando en su vida bajó del auto y los cuatro delincuentes le amarraron las manos y los pies, lo subieron al vehículo y lo llevaron para Caupicho, que fue el sitio en donde se despertó.
Los desconocidos se llevaron el auto de la familia y todas las pertenencias que estaban dentro, es decir, documentos, dinero y objetos que eran nuestros y que habíamos olvidado en el carro.
Una vez que lo encontramos fuimos a la Policía Judicial para poner la denuncia y no nos la receptaron. Nos dijeron que vayamos a la comisaría de turno o que esperemos hasta las 03:00. Y así lo hicimos aunque llegamos allá a las 00:00.
Por motivos de trabajo mi yerno no puede apersonarse de los papeleos de la denuncia, pero mi hija, mi esposa y yo estamos haciendo todo, pues nos sentimos afectados por el asalto que sufrimos. Era un bien familiar.
Teníamos un auto marca Chevrolet Aveo blanco y lamentablemente no teníamos seguro, el que contratamos expiró en el 2009 y no nos van a devolver nada.
En todo caso considero que es imposible vivir de esta manera. Los delincuentes no solo hacen sus fechorías sino que quitan la tranquilidad de las familias. Nosotros damos gracias a Dios de que solo fue lo material y no decidieron asesinar a mi yerno.
Pero como ciudadanos debemos exigir más seguridad en las calles y que la Policía realice patrullajes. Si alguien hubiese estado en el sitio, nada sucedía.